15. Recordar

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Me desperté sobresaltada. Tenía sudores fríos, y los latidos de mi corazón estaban completamente desbocados. Deseaba que fuera un mal sueño, pero...

-Amor, ¿qué pasó? Estás helada y sudando... ¿Una pesadilla? -Hange me miraba preocupada, esperando que dijese que todo fue una pesadilla... Ojalá hubiese podido decir que sí.

-N-no... No es una pesadilla, Hange... Es algo real. Creo que estoy aquí porque... En el lugar donde debía estar realmente yo... Yo ya he muerto.

Hange ahora me miraba como si de un fantasma se tratase.

-¿Cómo... Que has muerto? ¿Qué has soñado, T/N...?

-Era el mismo sueño de aquel día... Un grupo de personas mirándome desde arriba, pero... Esta vez me ahogaba entre tierra que ellos mismos me echaban encima y... -comencé a llorar -Reconocía sólo a uno... ¿Recuerdas aquel cadete que me trajo hasta aquí?

-Sí... El rubio, ¿qué ocurrió con él?

-Creo que cuando quiso dejarme inconsciente para traerme... Realmente me mató. Ya ni siquiera estoy segura de si era él... -mis nervios subían como la espuma y cada vez me costaba más hablar -No sé si era él o era el de la cafetería de siempre... Pero es que yo me lo encontré aquí, en este mundo. Sería una locura que no fuese él...

-T/N, ¿qué ropa llevabas ese día?

-¿Cómo?

-... ¿Ibas de negro?

-¡No lo recuerdo!

-¿Ni siquiera el color? -Intenté hacer memoria por recordar al menos eso.

-... La sudadera que llevaba era gris...

-La primera vez que te vi a los hombros de aquel cadete ibas vestida completamente de negro, T/N...

-¿Qué quieres decir, que...?

-Que tu alma está aquí, pero en el mundo "real"... Estás muerta. Eso explicaría tus sueños, que reconocieses al cadete, porque él volvió después, y que fueras vestida de negro... Lo explicaría todo. Por eso no recuerdas las cosas... Ni puedes volver.

-Es que además había uno parecido a mí...

-Puede que tuvieses hermanos.

Me empecé a estresar demasiado. Acababa de enterarme de que, probablemente yo estaba muerta en realidad. Que este mundo existe, que yo lo siento todo, esto es real, pero es como si me hubiese reencarnado... Y encima había dado un salto en el tiempo. De más de mil años.

Entonces sólo quería refugiarme entre los brazos de Hange. Así lo hice, y así estuvimos un rato largo, hasta que logré relajarme. Incluso me dolían los ojos de llorar. Aun sin saber por qué lloraba. Estaba muerta, vale. Pero no recordaba a nadie. Era como si en el otro mundo no valiese nada. Un muerto más, una boca menos que alimentar... Al menos aquí tenía una vida. Y mi motivo para vivirla era y siempre sería ella.

-Tranquila, ya está... Lo siento, te he presionado con eso... Perdóname, T/N, lo siento... -Hange me arropaba con sus brazos. Sentí que, en ese momento, nada ni nadie podía hacerme daño. Que sólo estábamos ella y yo. Que todo lo demás había desaparecido.

-No es culpa tuya, amor... No es culpa de nadie. -Dije, con la esperanza de autoconvencerme.

-Sabía que no podía confiar en ese cadete... Le dije que no pasase de la inconsciencia y acabó matándote. Ahora mismo deberías estar en tu mundo otra vez...

-¿Cómo...? ¿Que debería estar en mi mundo? ¿Realmente que yo viniese estaba planeado? ¿No fue todo una simple casualidad? -Las preguntas nublaban mi mente... Y también mi vista. Acababa de asumir que todo esto estaba planeado desde hacía quién sabe cuánto, y nadie me había dicho nada... Ni siquiera ella.

Llévame contigo   ︴ hange zoëDonde viven las historias. Descúbrelo ahora