17. Fue un placer

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Desde la desaparición de Levi y Hange habían pasado ya varios días, y Floch al menos ya los daba por muertos. Pero además habían pasado mil cosas más. Eren había activado el retumbar y todos los colosales salieron, y el mundo se dividió en dos facciones. Y ya no eran Marley y Eldia. Eran jaegeristas y la alianza.

Antes de que Hange y Levi reapareciesen, se aliaron con Magath y Pieck, y después con Reiner y Annie, que se acababa de descongelar.

Entonces nuestro objetivo principal acabó siendo detener a Eren antes de que cometiese una masacre de inocentes marleyanos.

Y así avanzamos, así superamos a Floch varias veces, y así rescatamos a los Azumabito.

En cuanto a Hange y a mí, nada nuevo ocurrió. Nuestra relación incluso pasó a ser una simple relación de comandante y soldado. Todos aún estaban sorprendidos, después de todo habíamos sido muy felices... Y me hubiera gustado que así se hubiese mantenido, pero... Las cosas serían mejor para las dos, a la larga. Toda historia tiene un final.

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Estaba terminando de reponer el último bidón de combustible en el hidroavión para ir hacia Eren, cuando una bala me pasó por encima del hombro. Podría haber acabado desangrada ahí mismo.
En cuanto tomé consciencia de ello, me giré y me encontré con Floch.

-¡Tú otra vez! -Gritó Mikasa, abalanzándose sobre él. -¡Muérete ya! -Le clavó la espada en la garganta lo más profundo que pudo. Y he de admitir que aquello no me dolió ni mucho menos molestó en ningún momento. Realmente Mikasa nos había hecho un favor a todos.

Yo me puse a ayudar a los demás a reparar el depósito, agujereado por los disparos desesperados de Floch.

Pero entonces el suelo comenzó a temblar. "Mierda" pensé. Salí a comprobar mi creencia y pude observar como una fila eterna de colosales se acercaban irremediablemente a nosotros, destruyendo todo a su paso. Yo empecé a estresarme, y ya no lograba hacer nada bien, así que dejé lo del depósito a Onyankopon.

Volví a salir a observar la situación. Aún estaban relativamente lejos, pero era inevitable que de un momento a otro acabasen aplastándonos. Y además el capitán Levi estaba prácticamente inválido.

Miré a Armin, y me devolvió exactamente la misma mirada que tenía yo. En el fondo, no tenía ni idea de qué hacer. Estaba desesperada, como si todo estuviese a mi cargo.

-Bien, yo asumo la responsabilidad. -Aquella frase me hundió. Y más viniendo de quien venía.

-¿Qué? -Eso mismo nos preguntábamos todos.

-Sí, yo os he traído a todos hasta aquí. Y yo debo sacaros de esto. -Miró a Armin. -Armin, eres el nuevo comandante de la Legión de Reconocimiento. Dale caña a Levi. -Dijo, con una sonrisa. Yo aún no podía creer lo que oía.

Ella se despidió de todos. Pero yo aún no podía pronunciar palabra.

-No. -Me opuse a ella, y bloqueé su paso.

-T/N, por favor. Déjame entregar mi corazón... He de hacerlo.

-No, no puedes. No puedes irte. No quiero que te vayas. -Me apoyé en su pecho y comencé a llorar como una niña pequeña.

-T/N... -Me abrazó. -Debo salvarte. Lo hago por ti, por todos. Tienes que seguir viviendo. -Se separó y me miró a los ojos, aunque yo casi no veía nada con tantas lágrimas. Me agarró de los hombros. -T/N, tienes que prometerme que vas a seguir adelante, ¿vale? Porque tú sí mereces seguir viva.

Llévame contigo   ︴ hange zoëDonde viven las historias. Descúbrelo ahora