9. Como una luz fundida

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Habían pasado unos días de aquella conversación con Hange. Quedamos en que nos lo contaríamos absolutamente todo, porque para algo somos una pareja. Y no volvimos a tocar el tema. Desde entonces, nosotros nos trasladamos a una cabaña lejana tratando de ocultarnos de los militares, mientras el comandante Erwin aún permaneció en nuestra posición anterior. Tal como debía ir el plan. Hange comenzó a preparar a Eren para los planes de recuperación del muro. Se pretendía que, con el endurecimiento, Eren bloquease la entrada, y así recuperar, al menos, una parte del muro. Y por el momento iban bien. Esperábamos que así siguiese.

-T/N... ¡T/N! -La voz de Armin me sacó de mis pensamientos. -¡Venga, hay que limpiar esta pocilga! Como llegue el capitán Levi y vea lo limpito que está todo, ¡nos va a matar!

-¡Tranquilo, rubio! -Grité de vuelta. -Nos dará tiempo, no creo que Levi vaya a en-

La puerta se abrió lentamente.

-No creías que Levi... ¿Qué? -El capitán me miraba con esa mirada fría de siempre. Aún no podía creerme que ambos estuviésemos en el mismo rango.

Debí quedarme blanca, porque Historia se me quedó mirando preocupada. Pero en ese instante sólo existíamos la mirada matadora de Levi y yo.

-En fin... Espero que hayáis limpiado bien... -Levi apartó la mirada de mí, y se dirigió a la mesa. Pasó su mano por debajo, y la sacó llena de polvo.
A Eren casi se le para el corazón.

-... Os di tiempo suficiente... En fin. -Levi se resignó. -Eren, Hange te está esperando.

Nunca cambiaría. Cada vez que escuchase su nombre se detendría el mundo por un milisegundo.

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Aún recuerdo la rabia de Connie cuando me contaba sobre el titán Bestia. Fue precisamente por eso por lo que Erwin lo había llamado hacía ya semanas.

Desgraciadamente, además del problema del titán Bestia, teníamos al gobierno encima. Aunque, gracias al comandante y Nifa, llegamos a escabullirnos varias veces de la Militar.
Pero sin duda nuestro problema más grande eran Historia y Eren. Hacía muy poco que habíamos recuperado a Eren, y Mikasa había vuelto a un estado más calmado, cuando se los volvieron a llevar. Hicimos un plan perfecto para ocultar a Eren e Historia en Trost, pero nos salió el tiro por la culata. Los hombres de Kenny Ackerman, según nos contó Levi, sabían de nuestros planes, y se encargaron de llevarse a Eren e Historia... Lo curioso era que los querían vivos pero... ¿Para qué?

Y, bueno... Para mí, mi problema más grande era el estado de salud de Hange... Cada vez decaía más, y eso que ni siquiera estaba en el poder. Pero ya parecía comandante. Prácticamente todo lo llevaba ella, por órdenes de Erwin, claro. Hasta entonces, había tenido que lidiar con varios militares, la muerte del pastor Nick y algunas torturas para obtener información sobre el paradero de Historia y Eren. Y su semblante alegre se iba debilitando poco a poco... Sin yo poder ayudarla. Casi no teníamos tiempo para nosotras, ya que estábamos en un momento muy crítico y sólo nos rodeábamos de preocupación.

Sin embargo, de lo que no teníamos idea era de que todas esas idas y venidas, esas gestiones de Hange... Tenían su porqué. Y era muy importante.

Resultaba que se pretendía ejecutar al excomandante Erwin por incumplir una cláusula de la Constitución. El agobio de Hange, en parte, era porque cuando inculparon a Erwin, la nombró comandante, pensando que no saldría vivo de ahí.
A Erwin lo llevaron preso, a esperar su último juicio. Pero mientras... Pixis, comandante de los Estacionarios, preparaba su discurso para el futuro golpe de estado.

Llévame contigo   ︴ hange zoëDonde viven las historias. Descúbrelo ahora