12. El muro María

68 11 2
                                    

Entré a mi habitación, cerré la puerta y me dejé caer al suelo, apoyada en ella. No pude contener las lágrimas saladas que habían estado amenazando con salir todo el día. Desde entonces, era en eso en lo único que pensaba. Hacía ya tiempo que había hablado con aquel rubio... Tanto que ya teníamos la operación de la recuperación del Muro María encima.
Y para nada estaba concentrada en la misma...
Puede que lo que había recordado no fuese tan importante, pero la idea de abandonar a quiénes se habían convertido en mi familia... A Hange... Se me clavaba como puñales en el alma. Cada vez que volvía a pensarlo, el nudo de mi garganta me impedía respirar.

Llamaron a puerta.

–T/N... –Era el comandante Erwin. Sí, aún seguía siendo comandante. Levi me contó que él insistió en continuar hasta el final, a pesar de estar herido.

Me levanté, caminé sigilosamente hasta un pañuelo que tenía en mi mesilla, me limpié, y regresé a la puerta.

–¿T/N? ¿Estás aquí?

–¡Sí, sí, ya abro!

Cogí el manillar y abrí la puerta para encontrarme a Erwin con cara de preocupación... De bastante preocupación.

–Buenas noches, T/N...

–Buenas noches, comandante. –Saludé, llevándome el puño derecho al corazón.

–Tengo que hablar contigo de algo importante... Es sobre la expedición de mañana.

–Claro, comandante... ¿Quiere pasar?

–No me molestaría lo más mínimo, pero preferiría ir a mi despacho. No me gustaría que otros soldados escuchasen algo y se alarmaran...

–Por supuesto. Entonces... –Salí de la habitación y cerré la puerta. Comenzamos a caminar por el pasillo. No fue un trayecto largo, pero fue en total silencio. Debía ser... Bastante importante.

–T/N... Como ya sabes, la misión de mañana es una de las más peligrosas que la Legión ha llevado a cabo, así como la más importante en términos de avance para la humanidad. Teniendo en cuenta tu valía y capacidad, ya que eres una de las soldados más fuertes, junto con Levi y Mikasa Ackerman, he decidido que desempeñarás un papel importante. Entiendo que debería haberte avisado con antelación... Pero Hange me mataría si se enterase.

–¿Por qué iba a...?

–T/N, lo que quiero que hagas en la misión, además de dirigir a tu escuadrón, como siempre, es... Intercambiarte con Eren.

–¿A qué se refiere con eso, comandante?

–Verás, aunque todos vayamos encapuchados para que no se descubra quién es Eren, siempre puede haber algún fallo. Te disfrazarás de Eren por si ese fallo... Llega a darse. Eres la más capacitada para esto, y la que más se parece a él físicamente. Cuando se utilizó a Jean en la última misión en la que ocultamos a Eren creímos que lo pillarían...

–Entiendo comandante, ¿pero está seguro de que yo soy capaz de eso? Quiero decir, es algo muy importante y de verdad que me halaga que confíe en mí para el cargo pero...

–Claro que eres capaz, T/N. No te obligaré a hacerlo... Pero si decides aceptar, te pediré discreción. Hange no puede enterarse de esto. No hasta que sea demasiado tarde para que lo impida...

En ese momento se abrió la puerta del despacho. Me sobresalté.

–¿Enterarme de qué, Erwin? –Esa familiar voz retumbó en la sala.

–N-no, nada Hange... Era un tema de la expedición de mañana...

–Erwin, ¿pretendes poner a T/N en semejante peligro? ¿¡Acaso es que con más de cien soldados encapuchados no es suficiente para engañar a dos idiotas!? –Su tono de voz se alzaba a medida que avanzaba hacia la mesa de Erwin.

Llévame contigo   ︴ hange zoëDonde viven las historias. Descúbrelo ahora