CAPÍTULO 4. CALABOZO

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2 de septiembre, 01:22, Rotterdam.

Alessia, bajo unas gafas de sol y una capucha, al igual que sus amigos italianos, cogieron el coche que Damiano había alquilado para moverse durante la ciudad esos días, y se dirigieron hacia la comisaría donde Addison debía de estar detenida, según la agente de la chica, al igual que Pablo.

- ¿Y de qué os conocéis Addison y tú? - Se atrevió Alessia a preguntar a Thomas, mientras Damiano conducía por las frenéticas calle de Rotterdam.

- De Roma.

- Lo dices como si Roma fuese una ciudad pequeña.

- Oh, Roma no es nada pequeña. Una vez encuentras a alguien allí, es casi imposible volver a verle... Pero Thomas y Addison consiguieron, de algún modo, que pareciese fácil encontrarse. - Rió Victoria. - No sé cómo, pero se encuentran siempre.

- ¿Estás nervioso? Llevas sin verla un mes. - Preguntó Ethan a su amigo, mientras se metía a internet, a ver lo que estaban diciendo de la entrevista.

Thomas subió los hombros, mientras se ponía a mirar por la ventana. - La echo de menos. - Susurró el chico. Alessia, quien iba en el asiento central del vehículo, miró a Ethan, sin entender, y este le dijo con la mirada que luego le explicaría todo.

En unos quince minutos, llegaron a la comisaría. Bajaron del coche solamente Thomas y Alessia, ya que no querían levantar sospechas yendo todos.

Entraron a comisaría, dieron el nombre de la chica, esperando tener que pagar su fianza... pero aquello no pasó. - No hace falta pagar fianza. Los abogados de ambas partes han acordado retirar las demandas por agresión, serán puestos en libertad en poco... Pueden pasar a los calabozos a ver a la detenida, si así lo desean.

- Está bien. - Respondió Thomas por los dos, mientras otro agente les indicaba que les acompañase.

Cruzaron un par de puertas, giraron a la derecha, y bajaron por unas escaleras, hasta los calabozos. En la tercera celda, en una cama con pinta de ser realmente incómoda, había una chica tumbada, mirando hacia la pared, abrazándose a sí misma, con un vestido azul cielo corto, algo levantado. - Eh, Fontaine. Han venido a por ti. - Dijo el guardia, tocando con el nudillo los barrotes.

Addison se giró ligeramente, pero, al ver que Thomas estaba al otro lado de los barrotes, se levantó a toda prisa, colocándose el vestido, y acercándose a él, mirándole a los ojos. - ¿Qué haces tú aquí?

- Llamé a tu agente, y le convencí de que me dejase venir a mí en su lugar... He traído a Alessia, quería sacarte de aquí como favor, pero, al parecer, tu abogado ya lo ha solucionado.

La chica asintió, desde el otro lado de la verja, mientras el policía abría la puerta.

Cuando la abrió, la chica se quedó quieta, sin saber muy bien qué hacer. Primero, fue hacia Thomas, y le abrazó fuertemente, durante varios segundos, depositando un beso en su mejilla, cerrando los ojos. Thomas se separó un poco de ella, y se quedó mirándole a los ojos, mientras la apartaba el pelo de la cara, y se lo ponía tras la oreja, para luego acariciarle la mándíbula. Alessia se quedó algo sorprendida por las miradas que se dirigían, pero ningunode los dos dio el paso a juntar sus labios. En su lugar, Thomas la besó la mejilla, para luego apartarse. Después, la chica se acercó a Alessia, extendiendo la mano. - Hola.

- Hola. - La chica la devolvió el saludo, cogiendo la helada mano de Addison, sin saber muy bien qué decir.  - Soy Alessia, Alessia Darter.

- Addison-Anat Akila Fontaine. Creo que mi nombre mola más que el tuyo, honestamente. Aunque nunca me llames todo el nombre completo, por favor.

FEAR FOR NOBODY - MåneskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora