CAPÍTULO 3. DE PARTE DE ALESSIA DARTER

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A eso de las once de la noche, a sabiendas de que era algo más tarde en Suecia, Alessia, una vez calmada, se decidió por llamar a Ethan, sabía que el chico estaría preocupadísimo por ella, tenía cerca de veinte llamadas perdidas de él, las cuales habían cesado una vez Miguel le había mandado un mensaje diciéndole que la chica estaba bien y con ellos.

- Hola. - Cogió Ethan el teléfono rápidamente, con voz de dormido. - ¿Cómo estás?

- Mejor. - Respondió ella, tirada desde su nueva cama, a oscuras, con la única iluminación que entraba de las luces de la calle. - ¿Te he despertado?

- No, no. Estaba tumbado en el sofá, con estos, viendo una peli.

- ¿Qué tal va el festival?

- Termina mañana... Puedo ir a verte, aunque a penas estaré allí, y luego volver a Italia, tenemos un par de entrevistas, antes de que Thomas tenga que ir a Rotterdam a...

- Al juicio, sí... ¿Vas a ir?

- Pues claro. No creerás que voy a dejar a mi novia y a mi mejor amigo solos, ¿verdad?

Alessia se giró en la cama, y se secó una lágrima traicionera. - Gracias.

- No tienes nada que agradecer... Siento mucho todo lo que esos capullos han dicho de ti. Thomas está cabreadísimo también, ¿cómo se atreve a pediros que os reunáis con él?

- Oh, nos vamos a reunir con él. En el juicio. Y va a ser de lo más divertido ver cómo los abogados destrozan todas y cada una de sus mentiras.

- Ojalá pudiese pegarle un puñetazo.

- Puedes, pero no te lo recomiendo legalmente.

- ¿Y de forma no legal?

- Reviéntale el cráneo. - Ethan rió al otro lado de la línea, mientras Alessia se daba la vuelta en la cama. - Te echo mucho de menos.

- Y yo a ti... Cogeré el primer vuelo que pueda.

- No.

- ¿Qué? - Dijo el chico, al otro lado de la línea, confundido.

- No te voy a hacer venir desde Suecia hasta España para unas horas, sería ridículo... Ve a Italia, el martes ya vamos a ir a Rotterdam, nos veremos allí.

- Otra vez juntos en Rotterdam, ¿eh? - Sonrió el chico. - En serio, Alessia, puedo...

- Eres un cielo. Pero tienes que descansar un poco, no puedes estar todo el día trabajando, y, cuando sales, estar preocupándote por mí. Vuelve a Italia, tómate el día libre y queda con tus amigos, o con tus hermanas, o con quien sea. Y el miércoles te invito a cenar por ahí.

- No creo que puedas, los abogados ya nos han recomendado a nosotros que no se nos vea mucha vida pública estos días... Te dirán lo mismo.

- Bueno, pues entonces te invitaré a cenar en mi cuarto del hotel.

- ¿Mi cuarto? Querrás decir nuestro, yo no pienso dormir lejos de ti ni un segundo más.

Alessia sonrió, nuevamente. - ¿Ah, sí? No sabía que fuésemos comunistas ahora.

- Hemos aprendido de la madre patria de tu buena amiga Natalia. - Unos ruidos se escucharon al otro lado de la línea. - ¿Eh? Oh, sí, claro. Alessia, ¿te apetece hablar con Damiano?

La chica no sabía qué responder. Por una parte, se moría de ganas de hablar con su amigo, pero, por otra, le había dolido mucho su ignorancia de aquellos meses.

No hizo falta que la chica respondiese, Damiano cogió el teléfono. - ¡Alessia! ¿Cómo estás?

- Bien. - Respondió la chica, algo seca, pero sobre todo algo dolida.

FEAR FOR NOBODY - MåneskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora