Desayunaron rápido, y cada uno volvió a sus cuartos, a cambiarse.
Los nervios y la tensión se palpaban en el ambiente, a pesar de que tenían el juicio casi hecho: no había forma de que las grabaciones de todo lo que pasó aquella noche le salvaran el culo a Pablo. No se iba a desvanecer su cara de loco de aquellas cintas, ni todo lo que les hizo a Alessia, a Carlos, a Miguel y a Thomas. Por no hablar de Daniel. Pero Alessia no podía pensar en él, no. Si lo hacía, se echaba a llorar. Y era lo último que quería hacer ese día.
La chica se puso frente al espejo de su habitación, mirando su americana gris, a juego con su falda, ajustada y justo por encima de la rodilla, junto con su camisa blanca, y su pelo suelto, algo ondulado, y su maquillaje, lo más natural posible, tal y como le habían recomendado sus abogados. Parecía seria, pero a la vez una chica joven, y el color gris se supone que demostraba veracidad, lo cual era exactamente lo que ella iba a hacer: contar la verdad.
Fue al ascensor, bajó al hall junto con Carlos y Miguel, a esperar a los italianos, quienes no tardaron en bajar, junto a Addison, quien se despidió de todos, ya que cogería el vuelo en unas horas, y no le daría tiempo a verles a todos más.
- Sé que no nos conocemos... Pero todo irá bien. Ya lo verás. - Dijo la chica, abrazando a Alessia. - Tú solamente cuenta tu historia, no dejes que la cambien con sus artimañas, los abogados son unos capullos, puede que hasta los tuyos propios.
- ¿Y si no va bien?
- Ya le he pegado un puñetazo, si voy a por él otra vez, me meterán en la cárcel, nena. Aunque supongo que los macarrones de lata no están tan malos.
- Deberías avergonzarte de ti misma como italiana por decir eso. - Respondió Thomas, fingiendo estar ofendido. - Te echaremos del país.
- Atrévete, Raggi, y no volverás a ver este culo.
- ¿Cómo que no? Solamente me tengo que meter en tu Instagram. - El chico se llevó un manotazo de su parte. - Auch.
- ¿Vendréis el lunes a Milán entonces? - La chica volvió a dirigirse hacia la española.
- ¿En serio me estás invitando?
- ¡Claro! Tengo casa allí. Bueno, mi primo Alessandro tiene casa allí, y yo me dedico a ocuparla. Podéis quedaros conmigo, y luego podemos volver a Roma. Así ves Italia, que me dijo Thomas que no has estado nunca. Será divertido.
- Bueno... Se supone que va a ser un juicio rápido, ya que están todas las grabaciones y él admitió lo que hizo... Y voy a lanzar mi álbum, y Milán es una de las capitales de la música europeas... Creo que podría estar bien. - Alessia gritaba por dentro, no podía creerse que Addison la estuviese haciendo aquella petición. Tenía muchísimas ganas de visitar Italia, sobre todo con sus amigos.
- ¡Genial! Espero veros allí. - La chica le dio un beso en la mejilla. - A tí no, Thomas, tu me caes mal ahora.
- Eso dices ahora, pero veremos luego cuando aterrices y me llames.
Addison levantó una ceja. - ¿Sí? Veremos quién llama a quién.
Los dos se quedaron mirándose, fijamente, mientras Victoria miraba su bolso. - Venga, dejaros de tonterías y comeros la boca de una vez, que tenemos prisa.
- Yo sí que tengo prisa, tengo que coger el avión. - La chica se puso la capucha de la sudadera de Thomas, y unas gafas de sol. - Ya me contaréis. - La chica dio un beso rápido en la mejilla a Thomas, y salió del hotel con prisas, sin que Thomas pudiese ni tan si quiera decir "Adiós".
Se acabaría lamentando de ello.
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El primer día del juicio fue bastante duro. Alessia no creyó que recordar todo aquello fuese a dolerle tanto, teniendo en cuenta que había pasado horas, días ensayando lo que iba a contar, sobre todo teniendo ayuda psicológica de por medio.
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FEAR FOR NOBODY - Måneskin
Hayran KurguSegunda parte de La paura del buio, en la que los fantasmas del pasado siguen persiguiendo a Alessia... Aunque también veremos que los chicos tienen los suyos propios.