01 | Talk with grandpa

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.:. CHAPTER ONE .:.
(CHARLA CON EL ABUELO)

Tener una gran mente no significaba saberlo todo

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Tener una gran mente no significaba saberlo todo.

Algunas veces Emma no comprendía muchas cosas dentro y fuera de su familia. Solían actuar de manera muy extraña unas cuantas veces, y eso desconcertaba tanto a la castaña: ¿es que no podían confiar en ella?

Algunas cosas la frustaban, pero la mayor parte del tiempo reprimía todo y mostraba una buena cara ante su familia. Tal vez era su más grande defecto, pero la verdad es que prefería pasar un buen rato en vez de encerrarse en su cuarto y no hablarles.

—¿Qué es lo que pasa? —preguntó Emma con un notable fastidio en su voz—. ¿Tía?

—Solo han venido a visitar a su adorada nieta —se explicó Kiara con calma.

Emma se cruzó de brazos, pero guardó silencio, algo muy en el fondo le decía que eso era una gran y vil mentira.

—¿Dónde está? —se escuchó una voz desde el vestíbulo del hogar.

Emma respiró hondo antes de avanzar rápidamente, cambiando su expresión de enojo por una sonrisa cuando vio a su abuelo abrirse paso entre sus padres—. ¡Abuelo, estás aquí!

—Claramente —rió el hombre—. ¿Me extrañaste, no es así?

—Claro que si —susurró Emma en su pecho—. ¿Abu vino contigo?

—No me gusta que me robe protagonismo, pero sí, está aquí —bromeó su abuelo.

En cuanto el familiar aroma de su abuela llegó a la nariz de Emma la pequeña soltó a su abuelo con cuidado y corrió para abrazar a su abuela con fuerza.

—Cada día más linda —halagó la mujer con una gran sonrisa plantada en su rostro—. Te trajimos esto, corazón.

Emma se alejó lentamente y observó la caja de galletas que su abuela sostenía entre sus manos—. Mis favoritas —sonrió.

—Claro que sí, te conocemos muy bien.

—Papá, Mamá, les recuerdo que sigue siendo mi hija —se quejó Thomas desde el fondo.

—¿Estamos seguros de eso? —cuestionó su padre con una misteriosa seriedad en su voz, mientras caminaba al interior de la casa.

—¿Galleta? —le ofrecía la mujer a su nieta, sacando una deliciosa galleta del interior de la caja.

—Será mejor que se las de dentro —interrumpió Amelia, permitiendo que su hija comiera únicamente esa galleta.

Emma y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora