04 | At the Burrow

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.:. CHAPTER FOUR .:.

(EN LA MADRIGUERA)

La vida en la Madriguera no se parecía nada a lo que Emma acostumbraba

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La vida en la Madriguera no se parecía nada a lo que Emma acostumbraba. La casa de Emma siempre estaba limpia y ordenada, la casa de los Weasley estaba llena de sorpresas y cosas asombrosas.

Emma se llevó un buen susto la primera vez que se miró en el espejo que había sobre la chimenea de la cocina, y el espejo le gritó: «¡Vaya niña! ¡Nunca había visto a alguien tan arreglado en esta casa! ¡Felicitaciones!».

El espíritu del ático aullaba y golpeaba las tuberías cada vez que le parecía que reinaba demasiada tranquilidad en la casa. Y las explosiones en el cuarto de Fred y George se consideraban completamente normales.

Al señor Weasley le gustaba que Harry y Emma se sentarán a sus lados en la mesa para someterlos a un interrogatorio sobre la vida con los muggles, y les preguntaba como funcionaban cosas tales como los enchufes o el servicio de correos.

—¡Fascinante! —decía, cuando ambos le explicaban cómo se usaba el teléfono—. Son ingeniosos de verdad, las cosas que inventan los muggles para apañárselas sin magia.

Una mañana soleada, cuando llevaban más o menos una semana en la Madriguera, Emma despertó con el ruido de unas pisadas. Se sentó en la cama y se tallo los ojos con las muñecas. Se puso de pie, tomó un suéter limpio, unos jeans, sus zapatos y se metió a bañar.

Luego de un rato la castaña estaba lista, y cuando se propuso bajar a la cocina, la menor de los Weasley entró en la habitación.

—Hola, Emma —saludó la pelirroja. Emma le devolvió el saludo.

Ginny parecía inquieta cada que ambas hablaban, parecía ser que quería preguntar algo, pero no se atrevía.

—¿Quieres preguntarme algo? —le dijo la castaña.

—Desde hace tiempo… —confesó Ginny.

—Dime, de seguro no es nada malo.

—Tú… tú eres la mejor amiga de Harry, ¿no? —La castaña asintió—. ¿C-cómo es él?

Emma se extrañó. Si bien se había dado cuenta de la repentina actitud de Ginny con su amigo, nunca creyó que lo que tanto le inquietaba fuera eso.

—Como explicar la forma de ser de Harry… —susurró Emma para sí misma—. Pues él es divertido, amable, aveces es un poco torpe, aveces te sacá de tus casillas, pero es una buena persona.

En cuanto Emma terminó de explicarle, se percató de que Ginny estaba sonrojada hasta las orejas y se veía bastante nerviosa.

—¿Pero por qué me lo preguntas? —quiso saber Emma—. Podrías hablar con Harry.

Emma y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora