15 | A promise

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.:. CHAPTER FIFTEEN .:.
(UNA PROMESA)

Estar solo sin querer estarlo es la peor sensación que podrías experimentar, y mucho peor si era tu culpa

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Estar solo sin querer estarlo es la peor sensación que podrías experimentar, y mucho peor si era tu culpa. Emma llevaba días distanciada de sus amigo, y, por supuesto, lo que le había dicho a Harry días atrás la hacía ni siquiera querer verlo directamente a los ojos.

No había medido sus palabras y eso la llevó a un gran problema.

Mientras el tiempo avanzaba la castaña sentía que ya no podría aguantar mucho más con el peso de la preocupación, sus amigos y la escuela.

Cuando la luz de la mañana chocó en su rostro soltó un quejido antes de abrir los ojos. Se sorprendió cuando, al abrir las cortinas que rodeaban su cama, se encontró a Hermione sentada, esperándola.

Ambos se miraron en silencio durante unos segundo antes de que Hermione se atreviera a tomar la palabra.

—Tal vez no quieras hablar conmigo, y aunque no sé por qué razón, entiendo —le dijo—. Pero quiero que sepas somos tus amigos, soy tu amiga, y no pienso dejarte sola.

Emma suspiró antes de levantarse de su cama y acercarse para abrazar a su mejor amiga. Sin poder evitarlo la castaña se abrió completamente y dejó que todo lo que tenía atascado desde hace un tiempo saliera de su sistema al fin de todo.

Hermione la consoló y la tranquilizó durante un largo rato, hasta que Emma por fin se tranquilizó y pudo separarse de su amiga.

—En verdad lo siento… —se disculpó en voz baja.

—No tienes por qué hacerlo —dijo Hermione, regalándole una sonrisa—, entiendo, y estoy segura que ellos también lo harán.

—Estoy segura que en este momento me odian.

—¿Odiarte? —repitió Hermione, perpleja—. Han estado más que preocupados por tí. En especial Harry, cree que ha hecho algo malo.

—Soy la peor amiga del mundo —suspiró Emma, tomando su uniforme a rastras.

—No lo eres, te quieren y se preocupan —la tranquilizó Hermione—. Sería bueno que hablaras con ellos.

—Lo haré, Mione, gracias.











( . . . )












La tarde ya caía sobre el castillo. Las niñas se encontraban en su habitación repasando un libro de Encantamientos hasta que Hermione recordó algo importante.

—Me pidieron que te diera esto —dijo, extendiéndole a la castaña una nota de papel—. Deberías leerla.

Extrañada, Emma la abrió y la leyó.

Por alguna razón te has visto alejada y distante los últimos días.
Me gustaría poder hablar contigo, Dai…
Sin interrupciones.

Emma y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora