05 | Knockturn Alley

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.:. CHAPTER FIVE .:.
(CALLEJÓN KNOCKTURN)

Emma no dejaba de dar vueltas por la cama

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Emma no dejaba de dar vueltas por la cama. Se veía incapaz de lograr consiliar el sueño y eso la frustaba en sobre manera.

Cansada y agradecida de que al fin la luz del sol hubiera salido, se levantó de la cama para darse una ducha larga, muy larga. Al salir se vistió y bajo guardando silencio hasta el jardín de la casa donde las aves ya revoloteaban.

Emma se sentó en el frío césped, apoyada en un pedazo de madera de la pared de la casa. Suspiró hondo y cerró los ojos por un momento. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué se sentía así de repente? Tal vez podría ser lo que escuchó la noche anterior.

—Emma —la había llamado Ginny Weasley con emoción— necesito tu opinión.

—¿En qué? —quiso saber Emma, curiosa.

La pequeña pelirroja sacó una carta de su mesa y la abrió, dispuesta para leerla—. La escribí hace unos días, pero necesito… necesito una opinión.

Emma asintió, alentándola a qué siguiera.

Ginny suspiró antes de comenzar—: Apenas nos conocemos pero te tengo presente cada segundo. Me han dicho que eres una gran persona, y decido creerlo sin dudarlo. Me gustaría ser tu amiga y compartir contigo porque eres esa persona que me ha traído el destino…

—Eso es… —Emma guardo silencio por un momento—… muy lindo, Ginny. A Harry le encantará.

—¿Tú crees? —preguntó emocionada.

—Por supuesto —contestó Emma en voz baja, observando cómo la niña guardaba nuevamente la carta en su cajón—. A James le gustará mucho tu detalle…

—Gracias —murmuró Ginny, abrazando a Emma con alegría. La castaña sonrió tristemente. La verdad es que muy dentro de ella deseaba que Harry no leyera eso… Pero Ginny era su amiga, y si era necesario entregarle la carta por ella, Emma lo haría.

Aún si sintiera raro para ella.

—Emma, cielo —la voz de la señora Weasley hizo sobresaltar a la castaña y la hizo volver en sí—, ¿qué haces despierta tan temprano?

Emma alzó su cabeza lentamente para observar a la mujer.

—No podía dormir bien —respondió quitándose un pelo que le caía por la cara—. ¿La podría ayudar en algo, señora Weasley?

—¿Podrías despertar a los demás, cielo? —dijo la señora Weasley mientras comenzaban a caminar dentro de la casa—. Tenemos que ir a comprar las cosas al callejón Diagon.

Emma y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora