La familia es parte importante en la vida de Emma, pero cuando descubres que un integrante está en el borde de la muerte, pierdes la cabeza por un segundo.
Emma Williams necesitaba un respiro: sentimientos nuevos, ataques, voces y misterios.
Tal ve...
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A la mañana siguiente Emma despertó, se frotó los ojos y se sentó en la cama de Harry. Por una pequeña abertura que había entre las colgaduras de la cama, la castaña logró ver que seguía nevando. Volteó a mirar y Harry y vió que éste seguía durmiendo, así que decidió despertarlo para que no llegara tarde a clase.
Le dio un beso en la mejilla y le susurró al oído:
—Harry… vamos, despierta…
Harry se removió un poco pero continuó dormido.
—Despierta —dijo Emma mientras lo sacudía levemente—. Te tiraré agua si no despiertas…
—¿Cómo se supone que harás eso? —preguntó Harry con voz ronca, mientras abría de a poco los ojos.
—Un hechizo —respondió Emma, riendo un poco, mientras le pasaba las gafas a Harry.
—Buenos días, señor Potter —saludó Emma cuando por fin Harry se había despertado totalmente.
—Buenos días, señorita Williams —le dijo Harry sonriendo.
—Me iré a cambiar —informó Emma poniéndose de pie.
—Espera. —Harry se acercó a su baúl y saco la capa de invisibilidad—. Por si acaso.
Emma le sonrió en forma de agradecimiento, su puso la capa encima y salió de la habitación de los chicos. Cuando llegó a su habitación, nadie estaba ahí, se sacó la capa y se sentó en su cama. En ese momento entró Hermione.
—Cancelaron la clase de Herbología por la nieve —informó Hermione sentándose en su cama—. Por cierto, ¿no viniste a dormir, verdad?
—No —contestó Emma sacando su uniforme limpio—. Perdón por eso.
—No, lo entiendo —dijo Hermione, soltando una risita—. Lo que no entiendo es por qué no lo aceptas, Emma.
Emma la miró confundida.
—¿Exactamente qué?
—¡Que te gusta Harry! —gritó Hermione, y Emma se puso de un rojo intenso.
—¿Q-qué? Obvio que n-no. O bueno…
—¿Bueno? –repitió Hermione, entusiasmada—. Te he visto Emma, desde que regresamos de vacaciones tu forma de actuar cuando estás cerca de Harry ha cambiado muchísimo.
—Tal vez tengas razón —mumuró Emma, muy avergonzada—. Pero no creo que él sienta lo mismo… y la verdad es que yo no quiero arruinar nuestra amistad.
—Créeme, ese chico está loco por ti.
Emma se sonrojo más, si eso era posible, y luego entró al baño para bañarse y cambiarse.
