29 | End of the second year

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.:. CHAPTER TWENTY NINE .:.
(FIN DEL SEGUNDO AÑO)

Fawkes los estaba esperando, revoloteando en la entrada de la cámara

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Fawkes los estaba esperando, revoloteando en la entrada de la cámara. Emma ayudó a Ginny. Dejaron atrás el cuerpo retorcido e inanimado del basilisco, y a través de la penumbra resonante regresaron al túnel.

Tras unos minutos de andar por el oscuro túnel, a los oídos de Emma llegó un distante ruido a piedras.

—¡Ron! —gritó Harry, apresurándose—. ¡Ginny está bien! ¡La traemos con nosotros!

Oyeron que Ron daba un grito ahogado de alegría, y al doblar la última curva vieron su cara angustiada que asomaba por el agujero que había logrado abrir en el montón de piedras.

—¡Ginny! —Ron sacó un brazo por el agujero para ayudarla a pasar—. ¡Estás viva! ¡No me lo puedo creer! ¿Qué ocurrió?

Intentó abrazarla, pero Ginny se apartó, sollozando.

—Pero estás bien, Ginny —dijo Ron, sonriéndole—. Todo ha pasado. ¿De dónde ha salido ese pájaro?

Fawkes había pasado por el agujero después de Ginny.

—Es de Dumbledore —dijo Harry, encogiéndose para pasar.

Emma también lo hizo, pero en cuanto se puso de firme de nuevo, sintió como su vista se nublaba, y se apoyó en la pared.

—¿Segura de que estás bien?

Ls castaña asintió con la cabeza, se dispuso para caminar, pero sintió como Harry la apegaba a él.

Emma le sonrió de lado. Ron miraba todo con cierta emoción, ya se había acostumbrado a esas muestras de cariño entre sus amigos, aunque todavía le parecía extraño. Ginny también los miraba entre lágrimas, entendió que, no podía hacer nada para impedir lo que sentían por el otro. Entendió que, el cariño entre ellos era demasiado.

—¿Cómo has conseguido esa espada? —preguntó Ron, mirando con la boca abierta la espada en la mano de Harry.

—Te lo explicaré cuando salgamos —dijo Harry.

—Pero…

—Más tarde —insistió Harry—. ¿Dónde está Lockhart?

—Volvió atrás —dijo Ron, sonriendo y señalando con la cabeza el principio del túnel—. No está bien. Ya verán.

Guiados por Fawkes, cuyas alas rojas emitían en la oscuridad reflejos dorados, desanduvieron el camino hasta la tubería. Gilderoy Lockhart estaba allí sentado, tarareando plácidamente.

Emma y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora