25 | Ginny in the chamber

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.:. CHAPTER TWENTY-FIVE .:.
(GINNY EN LA CÁMARA)

Bajaron las escaleras corriendo

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Bajaron las escaleras corriendo . Como no querían que los volvieran a encontrar merodeando por otro pasillo, fueron directamente a la sala de profesores, que estaba desierta. Era una sala amplía con una gran mesa y muchas sillas alrededor. Harry, Ron y Emma caminaron por ella, pero estaban demasiado nerviosos para sentarse.

Pero la campana que señalaba el comienzo del recreo no sonó. En su lugar se oyó la voz de la profesora McGonagall, amplificada por medios mágicos.

—Todos los alumnos volverán inmediatamente a los dormitorios de sus respectivas casas. Los profesores deben dirigirse a la sala de profesores. Les ruego que se den prisa.

Emma se sentía sumamente nerviosa por lo que podía haber ocurrido. No quería que nadie más saliera afectado.

—¿Habrá habido otro ataque? —preguntó Harry—. ¿Justo ahora?

—¿Qué hacemos? —dijo Ron, aterrorizado—. ¿Regresamos al dormitorio?

—No —dijo Harry, mirando alrededor. Había una especie de ropero a su izquierda, lleno de capas de profesores—. Si nos escondemos aquí, podremos enterarnos de qué ha pasado. Luego les diremos lo que hemos averiguado.

Harry tomó a Emma de la mano, y los dos, junto a Ron, se metieron en el ropero. Oían el ruido de cientos de personas que pasaban por el corredor. La puerta de la sala de profesores se abrió de golpe. Por entre los pliegues de las capas, que olían a humedad, vieron a los profesores que iban entrando en la sala. Algunos parecían desconcertados, otros claramente preocupados. Al final llegó la profesora McGonagall.

—Ha sucedido —dijo a la sala, que la escuchaba en silencio—. Una alumna ha sido raptada por el monstruo. Se la ha llevado a la cámara.

Emma dejó escapar un grito ahogado.

—¿Está usted segura? —preguntó Snape.

—El heredero de Slytherin —dijo la profesora McGonagall, que estaba pálida— ha dejado un nuevo mensaje, debajo del primero: «Sus huesos reposarán en la cámara por siempre.»

El profesor Flitwick derramó unas cuantas lágrimas.

—¿Quién ha sido? —preguntó la señora Hooch, que se había sentado en una silla—. ¿Qué alumna?

—Ginny Weasley.

Emma notó como Ron se dejaba caer en silencio y se quedaba agachado sobre el suelo del ropero. La castaña se arrodilló a su lado.

—Ron... ella estará bien, ya lo verás —le susurró, intentando calmar a Ron, aunque de eso nadie estaba seguro.

—Tendremos que enviar a todos los estudiantes a casa mañana —dijo la profesora McGonagall—. Éste es el fin de Hogwarts. Dumbledore siempre dijo...

Emma y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora