ⅩⅩⅢ

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        El castaño jalaba de su mano mientras ella negaba repetidas veces y ponía resistencia

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        El castaño jalaba de su mano mientras ella negaba repetidas veces y ponía resistencia.

— Vámonos, Jay. Si él quiere estar solo no somos nadie para impedirlo. — Le reprochó una joven Leila de apenas 13 años de edad.

— Nadie merece estar solo y no tener amigos. — Rebatió Jay convencido. — Menos en esta gigantesca mansión donde no conoce a nadie. 

— Pero el escogió no acercarse. Tiene días aquí y no le habla ni a los profesores. — Dijo bajando su voz ya que estaban más cerca de su objetivo.

— O tal vez solo le tienes miedo y por eso pones tantos peros. — Se burló Jay sabiendo la reacción que obtendría. Leila abrió la boca ofendida, y soltó su mano para caminar ella solita hasta el joven chico de tez pálida y mirada apagada.

Jay había encontrado ese talón de Aquiles en la valiente Leila desde hace un par de meses, y ahora lo usaba para su beneficio, pero solo si era necesario.

— Hola, te vimos solo y pensamos en acercarnos. — Dijo la castaña mostrando sus dos blancas líneas de dientes en una brillante sonrisa. — Somos Leila y Jay, ¿Tú cómo te llamas?

Hunter. — Dijo el levantando la mirada.

Leila se congeló en su lugar, en ese entonces y lo había hecho ahora. 

Y es que esos negros y profundos ojos que no parecían tener pupila había obtenido la misma reacción que hace 9 años en la mansión X: Miedo, pánico y unas profundas ganas de salir huyendo.

Pero en ninguna de las dos oportunidades pudo, ni puede huir de él.

— Vamos, princesa. Yo sé que me extrañaste. — Dijo con la misma sonrisa torcida que conocía tan bien.

Princesa.

A pesar de todo el miedo que le causo en aquel momento el azabache, por presión de Jay tuvo que convivir más con él. Para su sorpresa, no era tan malo después de que lo conocías.

Resultaba ser que era muy gracioso, tenía su lado pícaro y cuando quería podía ser un muy buen amigo. Solo debías evitar verlo a los ojos e ignorar sus conductas crueles.

Fue cuestión de tiempo para que el dúo dinámico pasase a tener un nuevo integrante, por lo que ahora eran el trío de oro, 3 adolescentes mutantes con diferentes personalidades y fuertes lazos de amistad.

Eran sombrita, profesor X 2.0 y Princesa. 

No todos estaban de acuerdo con su apodo, en especial Jay que se ponía de mil colores cuando escuchaba a sus amigos llamarlo así. Por otra parte Leila si estaba muy feliz con su apodo,  y cada que lo escuchaba salir de los labios de Hunter con esa voz ronca y sonrisa coqueta, su corazón estallaba en rápidas pulsaciones.

𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑¹ ― W. MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora