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        Leila dejó caer su cabeza con suavidad sobre el volante con un largo suspiro cansado

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        Leila dejó caer su cabeza con suavidad sobre el volante con un largo suspiro cansado.

Ya había perdido la cuenta de cuántas horas había pasado conduciendo e ignorando las interminables preguntas de Wanda.

No podía contestarle. No, en realidad no quería contestarle.

Pero no la podría ignorar toda la vida. Ella debía saber lo que estaba pasando, al fin y al cabo ya estaba involucrada.

Y a pesar de que Leila pensaba que en cuanto hicieran la primera parada la cobriza haría un interrogatorio a nivel Vengador, ella solo hizo una pregunta.

⎯  ¿Estás bien? ⎯  Dijo en tono suave y preocupado.

⎯  No, estoy cansada, sudorosa, hambrienta y muy estresada.⎯  Respondió con total sinceridad.

Leila soltó una risa nasal y asintió.

⎯  Podemos quedarnos aquí un rato y dormir. O si prefieres que no nos quedemos en un solo lugar, yo puedo conducir.

La ojigris asintió levemente con una pequeña sonrisa ante lo segundo.

⎯  Pero... ⎯  Dijo mirándole la cara por primera vez desde que salieron huyendo de aquel deformado hombre. ⎯  Primero debo explicarte lo que está pasando.

⎯  No, Leila, si no quieres hablar, puedes contarmelo después, cuando estés lista. ⎯  Aseguró comprensiva.

⎯  No, tú mereces saber en qué estás metida.

Ante esto Wanda no se pudo negar más así que asintió esperando a escuchar la explicación que tanto anhelaba.

⎯  El primer sujeto que nos atacó se llama Hunter. Fuimos amigos en la mansión X, es un mutante como yo. ⎯ empezó explicando, se notó el cambio de voz a uno amargo y melancólico. ⎯ Su mutación es muy confusa, y ni yo la puedo explicar. Solo puedo decir que es peligrosa y que él tenga tantos traumas de su infancia, no ayuda.

» Jay y yo intentamos ayudarlo por años, y pensamos que habiamos logrado que sanará sus heridas emocionales. Pero no fue así, aun quería venganza, quería hacer sentir a todos lo que el sintió. No pudimos combatir eso.

»Pero, tenía una desventaja. Cada que el sacaba las sombras de su cuerpo quedaban grietas y dependiendo de que tan fuerte fuese la sombra podía llegar a crear una herida como la de un hacha. Yo las curaba, cada una de ellas, y lo hice por muchos años, hasta que él me reveló su plan verdadero.

»Él no me quería a mí. Él quería mis poderes. Quería que lo siguiese en sus planes de venganza y cuando me negué halló una mejor solución, supo que mi sangre tenía el mismo efecto que mi poder y ... Ya no me necesitaba a mí.

Se quedó en silencio por un momento recordando. Tal vez si se hubiese esforzado más, hubiese logrado salvar el alma corrompida de Hunter...

⎯  ¿Logró conseguir tu sangre? ⎯  preguntó entonces Wanda en tono bajo.

⎯  No, muchos ayudaron a qué no fuese así. ⎯  Respondió sonriendo levemente.

Leila no dijo nada más, y solo se quedó viendo un punto fijo con mirada inexpresiva.

Luego de un par de minutos en silencio en los que Leila estuvo recordando, y Wanda estuvo procesando toda la información, otra pregunta surgió.

"¿Te ibas a ir sin saludar, hija?"

¿Él era el padre de Leila? ¿El mismo que vio en las fotos familiares? ¿El que le dió una infancia terrible según lo que contó Matthew?

⎯  Y... ¿Quien era el otro? ⎯  Pregunto sin querer sonar intrusiva.

Leila se tensó, tragó saliva con dificultad y tomo sus manos al notar que estas temblaban.

⎯  Si.. Bueno, él también quiere mi sangre, creo. ⎯  Hablo con un poco de nerviosismo.

Wanda asintió notando que era un tema delicado.

Ya eran dos personas que querían su sangre.

No querían a Leila. Ella como persona no les importaba, solo era su poder y el bien que traía.

Ahora Wanda volvía a sentirse mal por lo que había pasado antes de esto, incluso antes de la separación de los vengadores.

Ahora entendía porque Leila se veía tan afectada cuando se dió cuenta de que fingia sus malestar aún cuando no era por la razón que ella imaginaba. Era porque ya lo habían hecho antes, ya la habían usado antes.

Pero Wanda nunca la usaría.  No le importaba su poder. No le importaba el gen mutante que que corría entre sus venas.

Porque fuese o no fuese una mutante, Wanda hubiese querido acercarse. Tuviese o no tuviese poderes, A Wanda le atraería Leila.

Porque le gustaba Leila por razones que ni ella misma podía explicar, le gustaba por lo que le hacía sentir, le gustaba por si cálida personalidad y le gustaba por como ella era sin importar su género, si tenía o no poderes, o si era o no mutante.

Le gustaba Leila por ser Leila.

⎯  Debemos llenar el tanque, está por acabarse. ⎯  Anuncio la castaña apuntando el medidor de gasolina. ⎯  Luego de eso podríamos comer algo, cambiarnos de ropa y seguir conduciendo, no sé, ¿tu quieres seguir o..?

⎯  Lo siento. ⎯  Dijo entonces Wanda sin prestar atención a lo que había dicho anteriormente. ⎯  Siento haber sido tan tonta y no haberte hablado con la verdad desde el principio. Siento haber fingido los malestares y siento haberte hecho dudar de mí. Lo siento mucho.

Leila solo pudo sonreír y negar con la cabeza.

⎯  Yo ya te perdone hace mucho tiempo. Se que tú no lo harías, confío en ti. ⎯  Le aseguró y extendió su mano para tocar la de Wanda. ⎯  Pero si es lo que quieres escuchar, entonces... Te perdono, Wanda.

La sokoviana sonrió mostrando sus dientes y volvió a corroborar lo mucho que le gustaba Leila.

¿Podría decírselo algún día? ¿Ella sentiría lo mismo?

No era tiempo para pensar en eso, evitaría sus sentimientos hasta que fuera seguro soltarlos, y por el momento, no lo era.

Entonces, Leila soltó su mano y se puso sería. Abrió la boca un par de veces para decir algo, pero luego la cerraba y volvía a mirar al frente.

⎯  Él otro sujeto, el grande y deforme... es mi padre. ⎯  Soltó al fin, encontrando las palabras. ⎯  Pensé que ya estaba muerto, pero al parecer su terquedad le gana a la muerte.

Wanda no quiso decir nada. No quiso opinar, ni hablar. Ella sabía algunas cosas sobre el hombre, y ninguna era buena. Y por como Leila se refería a él, no le quedaba duda de que no era buena persona.

⎯  Entonces... ¿paramos a buscar comida y llenamos el tanque o nos morimos de hambre y nos quedamos varadas? ⎯  Preguntó en un tono juguetón para aliviar el ambiente.

Leila soltó una leve risa y arranco el auto para ir a la gasolinera.

El ambiente había cambiado, la postura nerviosa de la mutante había pasado a ser relajada y las conversaciones graciosas y las bromas no tardaron en llegar.

Hasta que la cara de Leila se puso palida y la expresión nerviosa volvió.

Sus manos temblaron más de lo que habían temblado antes, sus ojos se abrieron de par en par y sus acciones eran descoordinadas.

⎯  Mi abuelo... ⎯  Dijo de pronto y el terror con el que lo dijo hicieron temblar de igual manera a Leila.

Algo le había pasado a Matthew.


𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑¹ ― W. MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora