Capítulo 19.

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11 de Julio.

Agua.

Sí, agua.

Seguido de chillidos de mi parte.

¿Por qué?

Sonia había tenido la fantástica idea de despertarme con agua fría.

-¿QUE HACES?

-Levanta que son las 11 y tenemos que irnos.

-¿A dónde?

-A ver a Dani, Jesús y demás...

Me levanté a regañadientes, y me dirigí a la ducha para refrescarme.

Me peiné, me maquillé de manera sencilla, y me coloqué una falda de vuelo y un crop-top, con mis queridas vans. Recogí mi querido móvil y le coloqué una funda.

Salí de la habitación y me encontré a Sonia tirada en el sofá, le pregunté si ya nos íbamos, y me dijo que sí.

Sí, ya se que no comí, pero tampoco tenía mucha hambre. Así que se levantó y nos encontramos a los copia y pega saliendo de su casa.

Mierda. Acababa de recordar que tenía que llamar a Aitana. Así que rápidamente me metí en su conversación.

-Tía tía tía lo siento, ayer no me acorde, nos vemos a las 12 en el bk. Rapidooo

-Ya me di cuenta ya, ahora voy para allá ni os mováis

-Si aún no llegamos. Hasta ahoritaaa

Cerré el móvil y les dije que teníamos que ir hacia ahí.

Por el camino, recogimos a Calum y Kian. Me fijé más de lo normal en el último, la verdad, no estaba nada mal. Pero, ____, recuerda, Jesús.

Aunque, ¿que más da? Él se pasaba el día tonteando con las plásticas de aquí y nadie le dice nada, ¿por que no hacer yo lo que quiera?

Verdad, porque no soy una plástica de esas.

Así, que, _____, cuidado a ser una más de esas.

No, no tenía que pensar aquello.

Me centré de nuevo en el camino para no tropezar, porque, conociéndome, no iba a tardar mucho en hacerlo.

Me estaba cansando de caminar, así que miró con ojos de buena niña a Jesús, que al parecer entendió mis intenciones.

-Oh venga, ____. - Se quejó.

Hice pucheros.

-Pero no me mires así que no puedo negarme...

Repetí la acción anterior.

Y en x segundos, estaba subida a su espalda.

Señores y señoras, así es cómo se convence al señor Morilla para que te baje toda la cuesta.

Pasamos por al lado de las que me dañan los ojos, y, sus caritas al vernos a mi y a Jesús, eran muy para foto. Así qué, ¿por que no hacerlo?

No lo dudé un momento, saqué mi móvil e hice la foto. Se escuchó el 'click', me merecí las miradas de todas, y de los chicos también, ganándome las risas de todos, excepto de las de causantes de que se me rompieran los ojos.

-¿Ups? - Les dije yo riéndome.

Y más miradas de odio había.

Uf, que pena.

No, en verdad me daba igual.

Hasta me gustaba molestarlas.

Me giré hacia Sonia, pero una mano abierta me impedió verla. Me fijé de quien era la mano, Kian, así que choqué mi mano con la suya.

Enamorado de la fan. (Gemeliers) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora