Capítulo 30

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-¡HOLA! ¡Tienes intención de acordarte de nosotras algún día de esos? - El chillido de Paula al otro lado del teléfono hizo sobresaltarme.

-Sí, lo siento. Quedamos mañana y os quedáis a dormir a mi casa. ¿Sí?

Sinceramente, me sentía mal por haberlas dejado un poco de lado por Jesús. Pero tampoco era 100% culpa mía.

A quien engaño, sí.

-Bien, a las 4 de la tarde nos tienes en tu puerta. Procura no echarnos de menos. - Respondió, y colgó.

Reí, y me dirigí al baño, para ducharme y vestirme.

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Estaba tumbada en el sofá, esperando señales de vida de Jesús, cuándo mi móvil vibró.

Jesús: Petarda, sal que ya estoy en tu puerta.

____: Voy, procura no echarme de menos el tiempo que voy hasta la puerta

Jesús: Seguro

Bloqueé el teléfono, cogí una maleta que había preparado con ropa de recambio, un bikini y una toalla, porque conociendo a Jesús, me daba miedo saber dónde tenía planeado llevarme, y encima sin darme una sola pista de que ponerme.

Me despedí de mis padres, y cerré la puerta con llave, encontrándome a Jesús parado ahí.

-Buenos días. -Saludó, tirando de mi brazo para hundirnos en un beso.

-Recuerdo haberte dicho que no me echaras de menos.

-Bueno, para hoy no tengo gran cosa planeada. ¿Que te parece si vamos a mi casa?

Asentí con la cabeza.

Me ofreció su mano, a lo que enlacé nuestros dedos.

Entramos en su casa, y una niña pequeña, de unos 3 años, rubia con ojos verdes, llegó corriendo sonriendo.

-¡Jesús! - Se lanzó a sus brazos.

-¡María! - Estrechó a la niña entre sus brazos, dándole un beso en la mejilla.

Aw, que tierno se vieron. Estaban para una foto.

-¡Jesús! ¡____! - Apareció Eva - Que María, ¿Ya conociste a la novia de tu primo?

Ambos nos atragantamos, y nos miramos a la vez preocupados.

-¿Qué? - Dijimos a la vez.

-¿Ahora tú también eres mi prima? - Me habló María, por lo que enrojecí. - Me llamó María. - Y estiró sus brazos para que la cogiera.

La levanté del suelo, dejándola un beso en la mejilla.

-No cielo, no soy tu prima. Me llamo ____. ¿Como estás?

-¡Bien! ¿Quieres jugar conmigo? Es que Jesús y Dani no quieren. - Habló, haciendo un pucherito, por lo que morí de ternura.

-María, no la molestes, pobrecita. - Intervino Eva.

-No, no. Está bien, será un placer jugar contigo.

La dejé en el suelo, después de ganarme un abrazo suyo, y tiró de mi hacia el salón, dónde tenía un estuche de maquillaje en el suelo.

Escuché la risa de Jesús.

-¡Jesús, ven! ¡No querrás perderte como pinto a tu novia!

Abrí los ojos como platos. ¿Esa niña que tenía 5 años o 15?

Enamorado de la fan. (Gemeliers) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora