Capítulo 1

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*20 de Junio*

Me levanté de la cama con un salto, puesto me despertó una canción con mucho ánimo, y hace que me despierte con ganas. Sí, la canción era "Tan sólo tú y yo".

Hoy era el penúltimo día de clases, pero puesto que mañana nos dijeron que nos iríamos de excursión a no sé donde, y yo, no iría por pereza, hoy, terminábamos.

A toda chica de mi edad le encanta el verano, porque disfruta de las fiestas, vacaciones, chicos. Pero yo estaba segura que me centraría más en dormir, escuchar música, hacer skype con mis amigas que viven lejos de mí, salir con mis amigas de Madrid, etcétera.

Esos eran mis planes para el verano, y esperaba que nadie me los cambiara, pero por mi mala suerte, no fue así.

Al bajar a desayunar, mi madre me llamó. Tenía chocolate en la mesa, mala notifica, iba a decirme algo que no me gustaría.

-Buenos días, ____. -Me dijo en su tono normal, aunque un poco nervioso.-

-Buenos días mamá. ¿Y papá?

-Salió a arreglar unos papeles.

-¿Tan pronto? ¿Qué pasa?

-Verás...-puso cara de preocupación- por motivos del trabajo...

Me conocía eso. No, otra vez no, por favor.

-Vamos a trasladarnos a otro sitio, ¿verdad? -Que diga que no, que diga que no.-

-Sí hija, sí.

Mierda.

-¿Se puede saber dónde?

-A Sevilla, un pueblo de ahí.

Por mi cabeza pasó por segundos que fuera Mairena de Aljarafe, pero no, con la suerte que llevo, no.

-¿Y cómo se llama?

-Mairena de Alfaraje o una cosa así.

QUÉ.

-A ver a ver, repite. - Intentaba contener mis nervios, pero salió mal. Creí que se había equivocado.-

-Sí, dónde viven los gemeliers esos. No sé que me dijo tu padre.

-¿Y cuándo nos vamos? -Esperaba que no muy pronto, a pesar de tener mis ídolos ahí, mi vida estaba aquí.

-Mañana.

Eso me sintió como un balde de agua fría.

-¿Y mi vida mamá? ¿Se supone que mi opinión no cuenta? Vale que ahí estén mis ídolos y todo, pero mi vida está aquí, en Madrid. No quiero ser la marginada del pueblo, ni la que se rían todos, mamá, yo estaba bien aquí.

-Cielo, entiende que tu padre y yo tenemos problemas económicos y necesitamos poder comer. Además de que ahí tenemos unos amigos que nos alquilan una casa que está al lado de la suya a muy buen precio, y ya encontramos los dos trabajo ahí. Ponte en nuestro lugar.

-Verdad, perdón mamá. Pero tengo que irme, no quiero llegar tarde el último día.

Desayuné rápido, me dirigí a mi habitación, me vestí con lo primero que pillé y me fui hacia el instituto.

Durante todo el trayecto estuve pensando en mi nueva vida de ahí. ¿Que pasará? ¿Encajaré? ¿Encontraré alguien que me acepte con mis gustos? Aquí me costó demasiado hacerlo.

¿Y mis amigas de aquí?

De una cosa estaba segura, no iba a ser fácil.

O eso creía yo.

La mañana pasó lenta, cómo de costumbre, en el recreo me reuní con algunas compañeras de clase, y en el resto de clases me mantuve en mis pensamientos. Estuve desconectada al 100%, y era una cosa rara en mi.

Pero tenía un presentimiento, una cosa rara en mi, no lo sé.

Regresé a casa y ya estaban empaquetando cosas, cuándo nos íbamos mañana.

Se me olvidó preguntarles cuánto tiempo estaremos ahí, ya les pediría.

Decidí con mis amigas que quedaríamos esa tarde, tenía que darles una noticia, así que decidimos hacerlo cara a cara, puesto que no íbamos al mismo instituto.

Fuimos a comer, y estuvimos hablando sobre Mairena. Me dijeron que de momento estaríamos hasta Semana Santa ahí, pero que podía ser que regresáramos antes, o que nos quedáramos ahí mas tiempo.

Resumiendo, no tenían la menor idea.

Terminamos de comer, y me dirigí a la ducha. Al salir, me vestí con una camiseta de tirantes simple, con unos shorts de encaje alto, con la camiseta por dentro, me até el pelo con un moño, cogí un bolso y me dirigí hacia donde habíamos quedado. Tenía miedo a sus reacciones.

Y llegué, ahí estaban todas, esperándome. Nos saludamos, estuvimos hablando un rato, y llegó el momento.

Hubo lágrimas, abrazos, te quieros, besos. Pero, íbamos a volver a vernos, y era con eso con lo que nos quedábamos. Anocheció y regresé a casa, aún tenía que preparar todo para mañana.

Pero a quien engañaba, me moría de ganas por irme, conocer mis vecinos, ver mis familiares de nuevo, mis primos, mi abuela. Y, estar en el pueblo de mis ídolos. Quien dice que un día no me los encuentro.

Una cosa tenía clara, y era que no iba a acosarles. Quería darles privacidad, ya que son chicos de 15 años normales, con una vida, y se merecen poder ir tranquilos.

Al llegar, cené, me puse un pijama, me pusé en el ordenador y empecé a cotillear twitter y hacer skype.

A las 02:30 decidí dormirme, mañana sería el día.

Me mudaba.

Y eso, significaba una cosa;

nueva casa,

nueva vida.

Enamorado de la fan. (Gemeliers) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora