Capítulo 3

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Siento la cara tan caliente como si estuviera a centímetros de una fogata, incluso siento calientes las puntas de mis orejas. No se necesita ser un genio para saber que estoy sonrojada. Hasta creo que mis mejillas han superado el color de mi cabello.

Mis ojos no han abandonado los de Derek, quien parece estar aguantado las ganas de reírse de mi cara.

"Puedes llamarme: amo". Eso fue muy 50 sombras de su parte. Cristian Grey debe rezarle a Derek Teufel o... al revés.

-Disculpe, ¿qué acaba de decir? -finjo demencia.

Y es que tenía que decir algo, si o si, porque mi mente ya había comenzado a imaginarse a Derek parado en medio de un cuarto rojo del dolor, y que Anastasia Steel me perdone, pero el menor de los Teufel se parece más a Cristian Grey que el actor que eligieron... ¿qué demonios estoy pensando?

Una ronca risa resuena en el pecho de Derek, un sonido muy sueve. Me pone incomoda no poder reír con él. Sé que no se está riendo conmigo, sino de mí.

Quiero que la tierra me trague y que jamás me escupa de lo avergonzada que me siento. No suelo dejar que las palabras de terceros me afecten y que este hombre de traje me haya hecho quedar sin palabras me tiene entre asombrada y sinceramente, aterrada.

-Lo siento, la cafeína me pone hiperactivo por momentos -dice, levantando las manos en señal de rendición-. Llevo siete tazas de café y aún no llegamos a las diez de la mañana.

-¡Y por favor no bebas más! -estalló una voz a espaldas de Derek.

Un chico de cabellera castaña aparece en cuestión de segundos a un lado de Derek, se ve como si hubiera corrido un maratón. Su cabello está ligeramente revuelto, sostiene con una mano un saco color crema, dejando ver la camisa de vestir blanca que lleva debajo y con la otra mano se desajusta la corbata negra a juego con sus pantalones.

Sus ojos son del color de la miel y están cargados de una emoción alegre. La ligera sonrisa en su rostro que amenaza con crecer es algo contagiosa.

Hay un choque de auras entre él y Derek.

El nuevo varón tiene un aire bastante jovial, ligero y amistoso. Mientras que Derek tiene un aura cambiante, entre seductora, seria y que raya en lo amargada a momentos.

-Niño, llevo media hora buscándote. ¿Dónde te metes? -expresa el recién llegado, sonando como si le fuera difícil inhalar correctamente-. En serio, hermano, necesitas urgentemente a alguien que sí quiera estar corriendo detrás de ti cual niñera detrás de un niño maleducado.

-Hablas como si no te gustara estar siguiéndome en lugar de hacer tu trabajo -refuta Derek negando a la par con la cabeza. Su cara se ha vuelto seria.

¿El ser bipolar viene de familia?

El castaño señala con el dedo a Derek, dando a entender que le da la razón. Los ojos de ambos varones vuelven a posar su atención a mí, lo que hace que me remueva en mi lugar, pasando mi peso de una pierna a otra un par de veces.

-¡Wow! Qué molades los míos -el castaño se acomoda un poco el desastre que tiene por camisa-. Soy Chase Sallow. Me encargo principalmente del equipo de marketing, pero por ahora soy la niñera de Derek.

El mencionado pone una cara de pocos amigos, claramente molesto por lo que dijo su niñera. Y que conste que sí me estoy burlando. En realidad, se lo merece por haberme dicho lo de "llámame amo" -inserte voz de varón parodiada-, obviamente no le voy a hacer ninguna clase de broma o burla verbalmente porque se supone que él va a ser mi jefe. Pero dentro de mi mente, tengo la privacidad de pensar en lo que quiera.

Cupido del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora