Capítulo 15

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Que Derek me haya dado a entender que no cree en el amor me deja con dos posibles escenarios que lo llevaron a ese sentimiento de irrealidad.

El primero, posiblemente ha tenido la nariz metida hasta el fondo en los asuntos de su familia y empresa que se olvidó de ver por sí mismo.

El segundo escenario, quizás el más probable: Derek ya ha estado enamorado y por alguna razón las cosas no terminaron bien.

Recuerdo que Frederick me dijo que su hijo menor no ha estado en una relación desde hace más de tres años. Eso descarta mi teoría de que nunca se ha dado la libertad de pensar en algo más allá de su responsabilidad como Teufel.

Entonces, queda la teoría de que no cree en el amor porque ya ha estado enamorado, pero salió herido.

Claro, no soy tonta ni mucho menos me suelo conformar con un solo escenario fatalista, quizás y sí soy un poco paranoica como mi abuelo materno William después de todo.

Mi mente crea un tercer escenario: Derek podría no sentirse atraído por la idea del amor sin ninguna razón. Si este escenario es el correcto, esto de buscarle pareja a sus espaldas será muy difícil. Pero, si el coopera no lo será tanto, puedo hacerlo cooperar sin que él realmente desee hacerlo.

Sí, lo sé, debo dejar de ver series policíacas por un rato.

—¿No crees en el amor? —dejo salir mi curiosidad.

Para sonar casual y menos intrusiva lo digo mientras agrego jarabe de fresas a mis Waffles.

Derek me ve sin disimular. Su intensa mirada me recuerda a la primera vez en la que nos encontramos, parece como si me estuviera analizando hasta la micro fisura de mi costilla derecha.

Soy de esas personas que no pueden evitar hacer un bailecito cuando comen algo que le encanta, y yo amo los Waffles con Jarabe de fresa. Mi actitud inconscientemente infantil lo hace negar ligeramente con la cabeza y sonreír. Al menos sé que de verdad trata de relajarse.

Lo he visto poner los ojos en blanco y tener cara amargada cuando Chase hace alguna niñería estando cerca de él, que reaccione de esta forma estando conmigo me hace saber que sí se está esforzando por crear un lazo de confianza conmigo.

Bueno, él tiene un lazo de confianza con Chase, pero parece que por alguna razón no lo soporta cuando se está haciendo el chistoso.

—No es que no crea en él —contesta—, es simplemente que no me gustaría estar con alguien a quien no puedo dedicarle tiempo.

Es mi turno para observarlo sin reservas.

Él levanta el pan superior de una de las mitades triangulares de su sándwich, busca las rodajas de tomate, las saca, les quita la piel dejándola a un lado sobre una servilleta y vuelve a poner las rodajas limpias dentro del pan junto con el resto de los ingredientes. Hace lo mismo con los tomates de la otra mitad.

La cara de concentración lo hace casi verse tierno. De no ser por el traje serio que desentona con su gesto infantil, realmente se vería adorable.

Levanta los ojos, por un momento percibo algo cercano a la timidez, lo que sea desaparece cuando se endereza en su lugar.

—Te decía, no estoy con la libertad de tiempo para estar de novio —limpia sus manos con una servilleta—. Sería aburrido para la otra persona, ¿no crees?

Hay algo en su tono, en la forma en la que sus hombros se tensan al pronunciar aquello me deja con una ligera sospecha que a lo mejor con el tiempo crezca.

El lenguaje corporal de una persona te puede ayudar a saber una pizca de lo que pasa en su interior, mediante este puedes saber cómo le están afectando por dentro los estímulos externos. Y él debe saberlo, porque procura aliviar la tensión de su postura.

Cupido del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora