CHASE:
<<¿¡Qué hiciste ahora, tonto con cerebro de ratón!?>>. Tiro de los mechones de mi cabello, mientras me grito en mi mente.
Me doy la vuelta hasta quedar recostado con mi estómago contra la cama y entierro la cabeza entre las almohadas como un avestruz. Está amaneciendo y no he dormido más de dos horas seguidas. Me van a confundir con un mapache por la calle.
He estado meditando y arrepintiéndome de muchas cosas que dije anoche. No sé cómo es que tengo suelta la lengua en las ocasiones menos indicadas. Quizás no debí contarle algo así de personal a Mallory, aunque tampoco le dije mucho. ¿Qué va a pensar de mi ahora? Nuestro trato no tiene porqué cambiar, ¿no? Y ¿por qué me preocupa eso?
Lo que realmente debería preocuparme es que me extorsione, o que se le salga decirlo frente a Connor. O que intente contactar a una revista para armar un espectáculo con una gran foto en la portada con mi cara... sería una excelente portada porque soy muy fotogénico, pero sería la última buena foto que tendría porque estoy seguro de que Derek me desfiguraría la cara si llego a poner en riesgo la empresa de su familia.
—Deja de pensar, Chasy —pataleo en la cama.
Realmente no tengo ganas de ir a trabajar, bueno nunca las tengo. Hoy en específico no quiero ir, no quiero salir de la habitación. No quiero cruzarme con esos ojos color zafiro que posee aquella pelirroja, ni con los ojos esmeralda del rubio que seguramente estará de un pésimo humor. No me he movido de la cama y ya me siento como un cordero rumbo al matadero.
Ayer por la noche fue la cena familiar que la señora Irys se empeña en hacer para convivir con sus hijos y esposo. Y claro, porque son los Teufel sé de sobra que no se pueden quedar ni quietos ni callados. Es seguro se les haya ocurrido lijar alguna de sus asperezas en pleno postre. Ya es costumbre, estén todos reunidos o no.
Obviamente al que más atacan es al padre de familia, pero a Derek le afecta bastante que no puedan aguantar las ganas que tienen de despellejarse unos a otros al menos frente a su madre. Diablos, Teufels... ¿cuál es la diferencia?
—Bola de maniáticos —digo.
De mala gana me siento a la orilla de la cama, dando por sentado que ya no seguiré durmiendo. Rasco mi hombro a la vez que dejo salir un bostezo, mi mandíbula hace un ruido que me preocupa, aunque lo ignoro al comprobar que aún puedo moverla.
Al mirar mi celular me doy cuenta de que me queda una hora entera de sueño antes de tener que alistarme para ir a la oficina. La noche en vela ha hecho mi cuerpo actúe como si la fuera de tarde. Ya tengo hambre.
Antes de bajar para robar comida decido darme un baño, mientras planeo mi atraco. Si mi madre me ve queriendo desayunar temprano levantaré la sospecha de que en realidad nunca pegue los ojos, eso me llevaría a un sermón y a quedar como un hipócrita porque justamente soy quien siempre manda a dormir temprano a Connor diciendo que no dormir lo suficiente lo va a dejar ciego.
Al salir al pasillo —con la cautela de un ninja— ya estoy bañado y listo para irme derechito a Rohdiamant tras robar la cocina de Nana. Porque si no estoy en casa cuando se dé cuenta que no he dormido lo acostumbrado lo podré justificar con que tenía muchos pendientes que atender en la oficina.
—Qué muchacho tan trabajador —me susurro dándome unas palmadas en el pecho—. Me merezco un aumento.
Frente a la puerta de la habitación que está ocupando Mallory se encuentra un perro rasguñando la madera y gimoteando con desesperación. Antes de que pueda preguntarme de dónde salió, el animal me mira y ladra con fuerza. Pego un brinco en mi lugar del susto, haciendo que la madera bajo mis pies crujir.
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Cupido del Diablo
عاطفيةTodas las buenas historias tienen un apartado, un pequeño lugar, un rincón donde puedes enterarte brevemente de la trama... menos la mía. Porque no sé si sea buena para explicarlo, y menos sé si mi historia ha terminado. Derek dirigirá la empresa d...