Capítulo 36

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DEREK:

He regresado a mi oficina. Mallory y Chase... me siento incomodo en medio de ellos. Desde el día uno noté que a Chase le gustaba Mallory. Soy un idiota.

La primera vez que la vi, con esa sudadera lila y sus tenis se veía pequeña, parecía la persona más delicada que he visto. Pero la forma en la que me miro por un par de segundos, me dejo fascinado.

Parecía incapaz de dejarse intimidar.

Tiempo después con su mirada, sus palabras e incluso con su presencia en la misma habitación me hizo saber que no agacharía la cabeza por nada ni por nadie.

Siempre que la miro hacer algo que no espero me hace pensar: ¿puedo ser como ella?, ¿Por qué parece invencible?

Estar constantemente pensando en cómo ella ni si quiera se nota nerviosa cuando me le acerco me intriga aún más.

¿Por qué?

"—Te molesta que no se intimida ante ti. Estás tan acostumbrado a que tus órdenes se cumplan que, cuando alguien alzó la cabeza y dijo con decisión: No lo haré. Te sacó de tu zona —sonrío—. A una mujer como ella jamás vas a dominarla, ella te dominará a ti. Y cariño, ser domado por ella será tu perdición... o tú salvación, ¿no te lo había dicho ya?".

Es lo que mi madre soltó después de habernos observado en aquella cena. Supongo que una mujer fuerte tiene el instinto de encontrar y/o reconocer a otra.

Quiero sabe qué fue ese factor en la vida de Mallory que la hizo ser la persona que hoy conozco. Aunque recuerdo a su padre vagamente, ella no es parecida a él. Étienne era menos expresivo, sus cejas estaban siempre apunto de tocarse en una expresión como si algo lo atormentara constantemente.

¿Por qué Mallory es diferente a su padre?

Una idea surca mi corteza cerebral.

Mis ojos viajan al cajón a mis pies, donde guardo la carpeta de Mallory. La mirada que le dedicó al tal... como sea que se llame, esa familiaridad. La escena que se desarrolló en el foro da vueltas en mi cabeza.

Se nota que es cercano a Mallory, la debe conocer de cuando ella estuvo en core-... ah.

Me doy un golpe en la frente con la palma abierta. ¿Qué me sucede?

Desde que vi a ese sujeto me resultó conocido. No lo reconocí al instante porque en el video del restaurante él no tenía el cabello teñido. Es el mismo chico de aquel video en el que Mallory canta.

—Sé que no debo —murmuro.

Resoplo a la vez que me inclino hacia el cajón para sacar la carpeta de Mallory.

Mi cajetilla escondida de cigarros, siempre a la mano para quitarme el estrés salta a la vista, así que la entierro entre el arenal de papeles inútiles que uso para esconderla.

Uso una mano para poner en el buscador lo que voy leyendo en la hoja que sostengo con la otra mano. Pongo el nombre de la pelirroja, pero no saltan a la vista cosas interesantes.

Una de las hojas llama mi atención. Unida a dicha hoja van una foto y una hoja traducida. Pero no es el de la carta de los señores del restaurante, este papel parece extenso, con más información.

Aparto la hoja de la carpeta para verla bien.

—¿Quién es? —tomo la hoja para acercarla a mi rostro, debo estar viendo mal—. ¿Esta se supone que es Mallory?

La fotografía es en blanco y negro. La chica en ella tiene el mismo cabello, las pecas en sus mejillas y puente de la nariz, pero esos ojos cristalinos que conozco, no son los mismos. No hay rastro de la luz característica de la Mallory que hoy conozco.

Cupido del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora