Capitulo 25

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La boda había comenzado, detrás de las inmensas y pesadas puertas blancas se encontraba el gran salón.

Mamá había apostado a una decoración complicada a su estado. La celebración, era luego del civil, no por iglesia, pero aún así optó por colores marfiles y crudos en cuanto a la mantelería, sillas, vajillas y flores.

Todas las mesas eran circulares, algunas mas grandes que otras. En el centro del salón colgaba un elegante y brillante candelabro de techo dorado que otorgaba una cálida luz.

Los meseros tenían una posición firme y lucían sus bellos smokings blanco y negro, en una de sus manos llevaban una bandeja plateada y en su rostro una sonrisa cordial.

La musca de fondo era clásica. Todos los invitados comenzaron a acercarse a las grandes mesas repletas de unos deliciosos y variados aperitivos. Familiares, que no veía hacía años, se acercaban a saludarme como si siempre hubieran mantenido contacto conmigo, eso me molestaba, pero solo podía intentar ser lo mas agradable posible, evitando provocar pensamientos desagradables sobre mí.

Un empleado llevaba una lista de los invitados con sus respectivas mesas en la mano. Vacilé un momento al acercarme.

-Disculpe, ¿Podría decirme que mesa ocupo? - Pregunté en un tono de voz amable.

-Claro – Respondió ojeando las páginas – Mesa ocho.

-¿Y el invitado Hoseok?

-En la dos.

-¿Y Sulli Pachter?

-En la mesa dos, también.

-Vaya sorpresa – Susurré.

Me acerqué al gran tumulto de gente, los cuales continuaban conversando de pie, junto a las grandes mesas repletas de aperitivos.

-¡Joy! - Exclamó una joven acercándose.

-Irene – Respondí sorprendida tal como si hubiese visto un fantasma. Irene es mi prima, la hija de la hermana de mi madre. Anteriormente mantener una conversación con ella era mas difícil que las tareas de química, siempre sentí un leve miedo hacia su persona. Sus respuestas directas y ofensivas me hacían sentir un estorbo al hablarle, pero en estos últimos dos años habíamos reforzado el vínculo, es como si fuese una persona completamente diferente, mas amable, abierta y transparente. Junto a ella, sonreía su novio, Jin, un joven precioso que la observaba con la mirada mas dulce que podría dedicar una persona.

Sentí envidia, y no por la extremada belleza del muchacho, sino por su relación. Como el la observaba y lo feliz que se veía ella junto a el ¿Algún día podré lograr eso? ¿Esa satisfacción de tranquilidad? Ella es suya, el es suyo y no hay nada mas que agregar.

-Buenas noches Joy... - Dijo Jin en voz pacífica y baja mientras se integraba a la charla. En ese preciso instante pude sentir un leve y agradable aroma a vainilla.

Junto a Irene comenzamos a hablar de cosas irrelevantes que nos habían sucedido, su gran desenvoltura no dejaba de sorprenderme ¿Aquella era una persona temible? ¿Como pude tenerle miedo?

La música cambió su rumbo tal como las largas mesas de entrada, los camareros comenzaron a retirarlas, y la iluminación aumentó. Todos comenzamos a tomar asiento, para mi agradable sorpresa, mi madre había optado por que compartiera mesa con Irene, su novio y mis tíos.

Los platos principales iban y venían, me relamí los labios mientras mi estomago rugía, verdaderamente no había probado siquiera un bocado en todo el día, y aún así el vestido continuaba pareciéndome demasiado ajustado.

Para mi desagradable asombro, cada comida ocupaba un quinto de la totalidad del plato ¿Como podría algo tan pequeño saciar el hambre del comensal? Me pregunté retirando el romero de la insulsa y escasa cantidad, pero relevante presentación.

La música amortiguaba el sonido de los utensilios al chocar con los platos de acero. Mi madre y su esposo tomaron asiento en la mesa principal, dónde únicamente estaban ellos.

El murmullo era aturdidor, y mas rodeada de personas que no conocía, lo único que lograba animarme, era la presencia de mi prima y su novio, los cuales juntos aportaban temas de conversación a la mesa, evitando todo momento incomodo.

-Iré un momento fuera. - Comenté observando el gran ventanal que transparentaba un hermoso parque repleto de pequeños faroles, diminutas luces, rociadores automáticos, y una flora vívida.

-Pero si en un momento comenzará el baile. - Dijo mi tía intentando lograr que continuara en la mesa.

-Solo me tardaré un minuto – Respondí añadiendo una sonrisa previa a dejar la mesa.

Al salir de aquel ambiente climatizado, el frío me heló los huesos, aunque de cierta forma se sentía agradable. Ver el humo ser expulsado de mi boca era mucho mas entretenido que continuar dentro.

Fuera el murmullo y bullicio se hacía casi nulo.

-Tan tranquilo... - Susurré rodeando mis brazos.

Cerré los ojos y tomé una bocanada de aire, pero de repente, aquel silencio tan placentero a mis oídos fue interrumpido, para luego volver a la normalidad silente. Alguien había abierto la puerta.

-Hoseok...- Musité sorprendida al voltearme.

-¿No hace demasiado frío? - Preguntó entrecerrando los ojos.

-Si, pero es agradable.- Recordé nuestro ultimo encuentro y sus pensamientos sobre Sulli con desdicha, pero ¡Diablos! Se veía tan hermoso que solo podía prestarme al silencio. Aquellas pequeñas luces se veían reflejadas en sus ojos como pequeños destellos, y le otorgaban a su piel una perfecta tonalidad uniforme.

-¿Por que no volvemos al salón? - Preguntó en un tono de voz hipnotizarte. Se acercó a mi tomando mis manos – Están congeladas – Comentó. Las suyas estaban cálidas y suaves. No solo me derretía por el calor de estas, sino por semejante acercamiento.

-Vu, Vu, Vuelve tú... Preferiría quedarme aquí un momento mas. - Respondí torpemente expresando mi nerviosismo de una manera bastante primitiva. Pero debía controlar mis sentimientos y continuar con firmeza.

-Oye, con respecto a Namjoon hay algo que quiero aclarar...

-¡Hoseok! - Llamó mi madre abriendo las grandes puertas de vidrio que separaban el salón principal del gran parque. - Sulli te está buscando y además te pediré que me dejes un momento a solas con mi hija, sabes que este es un día importante para mi.

Para mi gran sorpresa, el no respondió instantáneamente, sino que fijó su mirada en mi, esperando una respuesta.

-Vé- Ordené finalmente, y se marchó con paso indeciso.

Mi madre se acercó a mi, los bordes inferiores de su extenso vestido dorado rozaban el pastizal, y me lamenté de tan solo pensar que podría ensuciarse.

Al fin un momento madre e hija en un acontecimiento de tal magnitud como su propia boda, sinceramente creí que no hablaríamos en toda la noche.

-¿Que sucede mamá? - Pregunté sonriente.

-Hija, no creas que soy ciega. - Todas mis ilusiones y alegrías cayeron a un subsuelo, no comprendía que sucedía, pero lo único que sabía era que nada bueno venía de la mano de aquellas palabras.

-¿A que te refieres? - Cambié completamente la expresión cordial de mi rostro.

-Ya sabes de lo que hablo, tu y ese muchacho, Hoseok, se con que ojos lo miras, soy tu madre y te conozco lo suficiente como para saber que en el ves algo mas que el novio de tu hermana.

-¿Novio de mi hermana?

-Lo siento, me expresé mal, no son exactamente novios, pero tu conoces los buenos sentimientos de Sulli hacia el. Ella es una muchacha admirable, que se merece mas que nadie la felicidad.

-¿A que viene todo esto? - Comprendía la situación, pero quería escuchar las palabras contextuales de mi madre para afirmar mis pensamientos y hundirme mas.

-Deja ir a Hoseok.

Los opuestos se atraen, las almas gemelas se unen | BTS J-HOPE / SUGA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora