III

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Por la mañana no hay señal alguna de Shibuki, cosa que me sorprende, considero que es la clase de persona que se aferra a otros para no encontrarse sola y siendo sincera, intento ser lo contrario a ello; no quiero aferrarme a nadie a pesar de sentirme sola, realmente nunca sabes cuando te van a abandonar y prefiero evitar el sentimiento de perdida.

Me encamino a la zona donde durmieron los chicos y logro escuchar como Arisu saluda a Chota.

— ¿Te duele? —pregunta Arisu tomando asiento a lado de su amigo en un sofá a lado de la cama. —Las medicinas deben de estar haciendo su trabajo.

—Si, no esta mal. Gracias a Shibuki —responde Chota y se quedan en silencio cuando notan mi presencia.

Siento sus miradas sobre mi, tal vez les parezca extraño que me mantenga cerca de ellos a pesar de no haber cruzado ni una sola palabra entre nosotros. Me siento en una de las sillas del comedor y les doy la espalda para sentirme menos incomoda.

— ¿Has oído acerca de la "visa"? —pregunta Chota en voz baja en un pésimo intento para evitar que lo escuche, ladeo levemente la cabeza para lograr escuchar lo que sigue de la conversación.

—Tres días más en nuestras "visas" —responde Arisu de manera tranquila, no le preocupa que escuche sus palabras y me encuentro agradecida por ello. —Continuando con "terminar" los supuestos "juegos" hasta el final de nuestras vidas repitiéndolo una y otra, y otra vez.

Miro sobre mi hombro para poder ver como el chico agacha la cabeza mientras sonríe irónicamente a la vez que se recuesta en el sofá y concluye la conversación. Giro la cabeza para buscar al tercer chico, Karube, pero no se encuentra en nuestro refugio; no tengo la intención de preguntar por él por lo que me levanto de la silla haciendo que esta se deslice hacia a tras con un chirrido y me quedo quieta esperando desaparecer.

—Soy Arisu —comenta el chico detras de mi, giro lentamente sobre mi eje y me encuentro con una mano estirada hacia mi. — ¿Cómo te llamas?

Observo la mano en silencio, se ve firme y no parece tener intención de retirarla, elevo la mirada a su rostro, se ve un poco sucio, el cabello alborotado cubre su frente y antes de responderle estrecho su mano y lo veo sonreir cosa que me provoca una leve sonrisa.

—Soy ______ —aparto mi mano del saludo y nos quedamos en silencio parados uno frente al otro. —Sé que se llaman Arisu —señalo al chico. —, Chota —elevo una mano para saluda al herido. —, y Karube... ¿dónde esta?

—Acompaño a Shibuki a darse un baño —contesta Chota.

Asiento sin entender totalmente que clase de relación tienen con Shibuki, pero no iba a indagar en ello así que me dispongo a volver a mi pequeña área dentro de la plaza cuando Arisu me habla.

—Vamos a ir a verlos ¿vienes?

—Gracias —murmuro y ambos ayudamos a Chota a levantarse de la cama y bajar las escaleras para salir de la pequeña plaza.

Mientras caminamos por la avenida vacía podemos divisar un par de ciervos adueñándose de la flora creciente, Airus sostiene el brazo izquierdo de Chota y yo el derecho, avanzamos lentamente bajo el bajo sol que es cubierto por un par de nubes y poco después pudimos divisar a Karube y Sibuki a la orilla del lago.

— ¡Hey! —grito Chota mientras se liberaba de mi agarre y eleva el brazo para saludar a su amigo. — ¿Están pescando? ¡Yo también quiero pescado!

– ¿Como va todo? ¿Han tenido suerte? —pregunta Arisu a lo que me mantengo un par de pasos detrás del dúo.

—Eso... no entiendo por qué sacamos dos asientos de bicicleta. Karube eleva un asiento y Shibuki otro provocando la sorpresa de los recién llegados y un momento después estallan en risa

Into the MADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora