VIII

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El resto del camino fue una larga y poco entretenida conversación sobre la cena.

No tengo intención alguna de que mi presencia en el lugar sea muy notable y aún así, sé que de vez en cuando algunas miradas se posan sobre mi, pero pretendo no darme cuenta de eso.

Una vez que llegamos a la Playa me escabullo del grupo mientras que corro a mi habitación para colocarme el rosado bikini que me han otorgado y cumplir con las reglas del lugar; me coloco mi gabardina y voy a la piscina dejando de lado el banquete que se encuentra en la zona común principal, realmente no tengo hambre y mi cabeza no tiene nada más que las imágenes de los depredadores cazandonos en un juego retorcido que de alguna manera ganamos fácilmente gracias a las armas de mi grupo.

— ¿Me puedo sentar? —escucho que alguien me pregunta a lo que salgo de mis pensamientos, giro la cabeza y veo a una chica de bikini azul.

—No tienes que preguntar, no soy dueña del lugar —murmuro y vuelvo a vista a las tranquilas aguas que reposan en el interior de la piscina.

No hay nadie dentro de ella, en realidad todos se encuentran en el edificio principal en espera de que aparezca mi grupo de juego. No sé porque tardan tanto en aparecer cuando yo simplemente me cambie y volví con los demás. El silencio me incomoda un poco, sé que la chica quiere decir algo, pero mi nula comunicación le impide hacerlo de forma libre; la observo de reojo, mantiene la mirada en la hoguera, arde a un par de metros de nosotras pero no siento su calor. Suspiro y giro mi cuerpo para verla.

—Soy ____ —ella ladea la cabeza y me sonríe mientras que acerca a sus labios lo que parece ser un tubo de plástico.

—Mi nombre es Kuina, tu debes ser la recién llegada —toma la posición de loto. —No seas tímida, si necesitas algo solo pregunta.

Asiento ante sus palabras y una vez más observo la hoguera, un sujeto aparece gritando.

"Los sobrevivientes de los juegos han vuelto" "El equipo número dos ha vuelto"

—Si, volvimos —musito agachando la cabeza.

—Tengo un consejo para ti —habla Kuina, por lo que ladeo la cabeza para verla. —Si quieres estar en paz en este lugar, no te metas con ellos —tiene la vista fija en los tres hombres que se aproximan.

Los tres hombres con los que jugué esta noche, el hombre con pantalones similares a los de un militar y rapado; uno con la cara cubierta por un tatuaje y una katana y el último sosteniendo su arma sobre el hombro izquierdo, Niragi. Una multitud los rodea, parecen fanáticos obsesionados con su presencia, gritan por ellos, los alaban, les aplauden y ellos avanzan como si fueren las personas más importantes e imponentes del lugar.

— ¿Por qué los demás se comportan como lamebotas? —cuestiono sin apartar la mirada de Niragi quien eleva el rostro en forma de superioridad.

—Son la mejor secta militar de la Playa, sus rankings están en los números superiores; la Playa se divide en la facción del culto y la facción militar a la cual ellos pertenecen... Esto no es un gobierno constitucional. Si te metes en su camino, te metes en el camino de gente que disfruta la violencia y el miedo que provocan.

—No les temo —digo apartando la mirada de ellos para ver fijamente a Kuina. —Solo son un montón de inadaptados sociales que encajaron en este mundo.

Sin darme cuentas los tres hombres se encontraban a un metro de nosotras, les sigo dando la espalda y Kuina baja la mirada; sé que en este momento no puedo pedirle que este de mi lado. Una recién llegada que no tiene relación con ninguna de las dos facciones de la Playa debería de mantener un perfil bajo para poder sobrevivir sin malestar alguno, sin embargo, para la poca suerte que tengo parece que he llamado la atención de uno de los depredadores del lugar.

—Quiero probarte —escucho la inconfundible voz de Nigari. Mantengo mi posición y siento como se acerca a mi; Kuina se mantiene en silencio a mi lado. —Ahora ven. No tienes mucho para pensar, tendrás un poco de diversión. -acerca su rostro al costado del mío y giro levemente la cabeza para poder verlo.

Frente a mi se encuentra su cara, una cara bien proporcionada con un piercing en la ceja izquierda, del mismo lado de su rostro, en la nariz tiene otro, la mitas superior de su oscuro cabello sujeto en un moño y un par de le caen por la frente.

—Aquí todo el mundo tiene miedo de morir mañana y se necesita una vía para aliviar el estrés —cuando habla puedo distinguir una tercera perforación en su larga lengua.

Me levanto y él se aleja un par de pasos y vuelve a elevar el mentón, siempre me ha molestado que me observen con superioridad, no soy tan insuficiente como para no hacerle frente a aquello que me molesta y en este momento, a pesar de sentirme extrañamente atraída por el exceso de confianza que se tiene Niragi, no estoy dispuesta a que me use para después desecharme cuando "alivie su estrés".

—No iré contigo, Niragi —gruño su nombre y él juguetea con el piercing de su lengua para después morderse el labio. Acto seguido me tiende un celular para el registro de los juegos, lo observo sin entender que es lo que pretende.

—Llama al 911, tal vez la policía me detenga —se burla de mi y antes de que le responda aparta el aparato y me toma del brazo de forma agresiva.

—Si que te gusta la violencia —le murmuro. —Pelear contra ti sería algo inútil y posiblemente me torturarías.

— ¿Qué quieres decir? —veo como eleva la ceja del piercing, llevo mi mano libre a su hombro derecho y acerco mi cuerpo al de él.

La verdadera razón por la que hago esto es demasiado simple, si Niragi es uno de los números altos y me mantengo con él, lograr salir de Borderland no debería ser difícil. Después de todo ambos somos peones recolecta cartas en el juego del Sombrerero; nuestras formas de afinidad hacia la autoridad son distintas, Niragi es violento y yo, al ser estudiantes de leyes, me apego a lo que se encuentra en los códigos, pero en este lugar no existen, tienen a un fiscal, si, no necesitan a una estudiante.

—Puedes dejar de perder el tiempo y llevarme contigo —murmuro en su oído y suspiro evitando que mi risa nerviosa se escape de mis labios.

Niragi suelta su agarre sobre mi brazo y por primera vez agacha la cabeza para verme, frunce el entre cejo y le sonrío sin mostrar los dientes, una sonrisa falsa para un comportamiento falso; asiente y me da la espalda. Observo sobre mi hombro como Chishiya se acerca a Kuina y ambos me miran fijamente, no soy capaz de escuchar que dicen entre ellos ya que me encuentro caminando detrás de Niragi.

Sé que esto no cambia el hecho de que sea la novata y este en mira de todos, aun así, no importa cómo, sé que debe estar en el equipo del Sombrero, debo convertir mi mentira en la verdad y sobrevivir a todo lo que convenga con ello.

Into the MADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora