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Tras tomarme un momento para normalizar mi respiración y apartar las lágrimas de mis ojos continuó mi ascenso por las escaleras.
Necesito encontrar a Arisu, seguro él sabrá que hacer, es más inteligente de lo que yo soy. ¿Dónde lo habrán encerrado? ¿A dónde se lo llevaron?
Troto lo más rápido que puedo hasta llegar a la habitación que pertenecía al Sombrerero, al atravesar la puerta la mantengo abierta. El sonido de los disparos y gritos es relativamente tenue y cada segundo se vuelve más silencio conforme avanzó hasta el cuadro del ciervo, la luz de la habitación permanece apagada, no escucho otra cosa que no sean los latidos de mi corazón cuando con ambas manos tomó el cuadro y lo apartó colocándolo en el piso, tras de él se encuentra una caja fuerte, observo sobre mi hombro izquierdo que no haya nadie más y tras comprobarlo tecleo 8055 logrando desbloquearla, delicadamente abro la pequeña puerta para encontrarme la nada.
—Hijo de perra —digo entre dientes. La caja está vacía, Chishiya realmente hizo lo que dijo, se robo las cartas, sé que sigue dentro de las instalaciones de la Playa, está en el juego de corazones y nadie me contradirá si lo acusó de ser la bruja para recuperar las cartas.
Sin preocuparme en dejar las cosas en su lugar me acerco al gran ventanal de la suite. Fuera de esa pequeña fortaleza seudo impenetrable se encuentra lo que ahora es mi mundo. Bordeland no es un sueño, es la realidad en la que vivo y si no encontramos a la bruja y recupero las cartas moriré en el castillo lleno de peones que el Sombrerero creo para alimentar su egocentrismo.
El fuego arde cada vez con mayor intensidad, puedo ver como arrastran cuerpos para ser incinerados, todos ellos inocentes. ¿Si yo fuera la bruja qué haría? ¿Si todos intentan cazarte qué harías? Es simple, te unirías a la búsqueda, pretender que no eres a quien quieren; hacerte el desentendido, ocultar la verdad.
A pesar de que la oscuridad y frialdad de la noche yace sobre la Playa me retiro la sudadera negra que Niragi me había dado, la observó un momento aun sin creer por completo que se trataba del mismo chico que en este momento se encontraba disparandole a inocentes, suelto la prenda para que caiga al suelo y giro sobre mis talones para salir de la habitación.
Entre buscar a Arisu y Chishiya, prefería al segundo, él tiene las cartas en su poder y conociéndolo, seguramente estaría intentando joderle los planes a Niragi.
Me escabullo hasta el tercer piso sin ser descubierta por los militares quienes se han apoderado desde el último piso, es realmente milagroso no habérmelos topado hasta el momento. Pero ahí en el tercer piso puedo ver como se adentran en las habitaciones buscando víctimas, se escuchan disparos, súplicas pos sus vidas, llantos y gritos por parte de los asesinos para que el resto de jugadores salgan de manera rápida, pero entre todas esas voces, como si fuera un faro en la oscuridad de mi noche, la voz de Niragi penetra mis oídos. Entre los militares y las personas encerradas en su habitación solo existen los cerrojos que no son difíciles de tirar, no les importa quien está del otro lado, lo van a matar y soy consciente de que tras tomar una vida, la tuya cambia por completo.
Mi instinto me grita que debo correr mantenerme con vida sin importar nada y mucho menos nadie, había hecho de tantas cosas contra mi voluntad para llegar hasta aquí, me arme de coraje y aun así me encuentro soñando sobre Niragi y ahí esta de nuevo su voz.
—No me interesa si matan a todos, pero al menos traten de sacarlos al exterior —lo veo salir de una habitación siendo seguido por otro de los militares, aún no notan mi presencia a mitad del pasillo, paralizada, sin salida. Sigue acercándose y ni siquiera soy capaz de huir. —Debes buscar a Saiko.
Saiko, estoy segura de que escuchado ese nombre antes y en lugar de prestar atención a mi instinto para escapar, mi mente divaga entre los rostros del resto de jugadores recolectores de cartas para encontrar a quien han nombrado... Saiko es la chica militar de chaleco verde.
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Into the MADNESS
FanfictionBordeland, no hay forma de poder describir lo que ocurre en este lugar, parece como si solamente fuera un sueño, una pesadilla de la que no puedes despertar y mucho menos escapar. Los días no parecen ser tan malos una vez que te acostumbras y entien...