XII

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Por alguna razón una advertencia se enciende en mi cuerpo y abro los ojos en medio de la noche; la puerta de la habitación se encuentra abierta y para mi sorpresa me encuentro sola. Me levanto lentamente, atravieso el umbral de la puerta y me encamino al corredor; esta vacío, pero aun así logro percibir las risas que provienen desde la piscina de la Playa.

No sé a donde ha ido Niragi y no debería importarme por lo que decido apartarlo de mi mente y caminar por los pasillos del complejo hotelero. Las luces están completamente encendidas como si fuéramos un faro entre la neblina, mientras camino me topo con un par de personas que se dirigen a la fiesta eterna que esta en la discoteca, no he ido a ese lugar y aun no tengo intención de hacerlo a pesar de que me considero una hábil bebedora solo lo hago para convivir y encajar con los demás.

— ¿Qué haces? —preguntan a mi lado izquierdo y giro la cabeza para toparme con Chishiya.

—Puede que lo mismo que tu —le respondo. —Uno no puede confiar ni en su sombra. —le sonrío y comienzo a bajar las escaleras.

—Sé que fue lo que te hizo Niragi —comenta detrás de mi.

—Bueno, creo que todos lo saben —digo sobre mi hombro. —Da igual en este lugar —continuo con mi descenso hasta llegar a la planta baja, me quedo de pie en el vestíbulo por un segundo al ver a Aguni solo.

Lentamente me coloco detrás de uno de los sillones que se encuentran repartidos en el lugar para poder verlo sin que note mi presencia, al paso de unos minutos se le une el Sombrerero, se encuentran hablando y no parecen hostiles uno con el otro, en realidad es como si se conocieran como la palma de sus manos e incluso diviso una sonrisa en el rostro de Aguni. Se van juntos y me levanto de mi escondite siguiéndolos con la mirada, parece que nadie más los ha visto juntos cosa que me sorprende, somos demasiadas personas en la Playa, alguien además de mi debió ver la interacción entre ambos... Aguni y el Sombrerero no son dos polos opuestos, están del mismo lado, pero la interacción se sintió un poco tensa, como si algo les molestase.

Abandono el vestíbulo para salir a la zona de piscinas donde me siento al borde de una y adentro mis pies en ella, el agua esta un poco fría, hay jugadores jugueteando, lanzando pelotas de plástico, otros beben alcohol como si estuvieran condenados a hacerlo por el resto de la eternidad y hay algunos que se encuentran teniendo sexo a plena vista. Ahora recuerdo el porque deje el pequeño grupo de Arisu, no encajo con los demás, nunca lo he hecho; me encuentro fuera de lugar, no me siento cómoda o parte de ellos. Viven desenfrenadamente porque tienen la idea de que pueden morir mañana, yo no estoy dispuesta a morir, quiero vivir a mi manera sin importar hacer cosas que me repugnan para hacerlo.

Quiero vivir a mi manera incluso si eso me condena al infierno.

— ¿En qué piensas? —pregunta Kuina acercándose mientras eleva el brazo en forma de saludo y me limito a sonreír. —Que seria estas esta noche —empuja mi hombro levemente.

—Hace un rato me tope con Chishiya —comento sin responder a su pregunta. —Parece que alguien le contó lo que paso con Niragi, creí que alguien como él no tendría amigos... ahora veo que tu eres su amiga.

—Chishiya es inteligente —aclara Kuina. —Siempre parece tener un plan y eso es bueno en un mundo como este.

— ¿Cuál es el plan que tiene para salir de aquí? —pregunto girando la cabeza para poder verla. Las luces del hotel y el ardor de la hoguera realizan un juego de sombras y luces en su rostro lo cual me impide ver con claridad las emociones o reacciones que ha generado mi cuestionamiento. —No soy tonta.

—No sé a que te refieres —gira su rostro para observar el agua.

— ¿Crees que fui a la habitación de Niragi solo porque sí? No es así, es el número cuatro, podría ayudarme a salir de Borderland sin tener que esperar tanto. Cuando conocí a Chishiya no quería pasar la noche sola por lo que lo seguí y termine aquí... Cada paso que he dado desde que termine el primer juego ha sido para conocer este lugar y no ha sido difícil.

—Entonces tendremos que hablar —escucho detrás de mi y a la paz de Kuina giro la cabeza para observar al chico con ojos de gato observándome con las manos dentro de los bolsillos de su sudadera. —Si tengo un plan.

—Era de esperarse de alguien que siempre mira a los demás con superioridad —elevo los hombros y retiro mis pies del agua para acercarme a él. —Tendrás que decirme todo lo que sabes —acerco mi rostro al suyo. —Todo.

—No voy a ser el único que hablara —sonríe de lado con satisfacción. —Tendrás que ayudarnos a descubrir los planes de los militares.

— ¿Cómo esperas que haga eso? -me cruzo de brazos.

—Es simple, deberás ganarte la confianza de Niragi, después de todo, es el número dos en esa facción —me da la espalda y comienza a alejarse. —Vuelve cuando tengas información.

Kuina le sigue mirándome sobre su hombro mientras que ambos se adentran al vestíbulo del hotel, los observo entrecerrando los ojos y luego suspiro para negar con cabeza. No estoy segura que mi deseo de conocimiento sea sea suficiente como para unirme a los militantes y aun así lo estoy considerando porque es un reto y me fascinan los retos casi tanto como apostar.

Me adentro al edificio, tomo el elevador y espero tranquilamente hasta que la puerta se abre en el noveno piso, a paso firme avanzo hasta la habitación 904 y me detengo, coloco mi oreja en la superficie de la puerta intentando escuchar cualquier sonido dentro de la habitación pero no hay ni un sonido.

— ¿Qué haces aquí? Este no es tu piso —una voz gruesa me sorprende y me alejo rápidamente de la puerta para ver a Aguni. —Responde, enana.

—Aguni —suspiro al verlo. —Buscaba a Niragi —respondo a su pregunta. — ¿Sabes donde esta?

—No —es la única respuesta que sale de sus labios. —Ahora lárgate.

— ¿Qué hacías con el sombrerero? —le pregunto buscando a mi objetivo con la mirada. —Los vi juntos hace un rato.

—Eso es mentira —dice firmemente intentando convencerse más a si mismo que a mi.

—Tienes razón, no vi nada —le sonrío y me acerco nuevamente al elevador. —Si ves a Niragi, dile que lo estoy buscando... buena noche.

Al tomar ele elevador veo como Aguni se acerca a este y antes de que se cierren las puertas veo como sonríe y me quedo encerrada en el pequeño espacio entre los cuatro muros; trago en seco, realmente no sé que es lo que estoy haciendo, ando en este mundo como si nada pasara y al mismo tiempo me encuentro preocupada por salir de él. Las puertas del elevador se abren en mi piso, arrastro los pies a mi habitación y cierro la puerta detrás de mi. La cama esta vacía y me recuesto en ella deseando averiguar que sucede conmigo.

Into the MADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora