𝐄𝐥 𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐡𝐨𝐧𝐨𝐫

𝟑𝟎 - 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚𝐬

Sin decir una palabra, Shen miró al panda que yacía en el suelo. Tigresa fue la primera que corrió hacia él. Cuando tocó al panda, gimió suavemente.

-Estoy bien, estoy bien - murmuró Po con dificultad - Solo soy un poco ...

Finalmente, hubo movimiento en el pavo real. Se inclinó hacia delante y apartó los brazos de Po, dos de sus cuchillos de plumas se le clavaron en el estómago. Shen se encogió al verlo, era extraño ver sus cuchillos de plumas en el panda, con el que había intentado apuñalarlo muchos años atrás. Eso le habría dado un gran placer en ese entonces, ahora solo sintió una sensación desagradable surgir dentro de sí mismo, no había comparación con entonces.

En ese momento, Maestro Buey, el maestro Cocodrilo. Mono, Wang y Sheng llegaron corriendo.

-¡Guerrero dragón! ¿Estás bien? - Wang preguntó preocupado.

-¡¿Qué has hecho?! - El Maestro Buey le espetó al pavo real - ¡No puedes quedarte solo por un segundo!

-Ajá, obviamente hay más cucarachas en este edificio - la voz de Chiwa interrumpió la ira del maestro de kung fu.

La pava se acercó con pasos amenazadores, la niña todavía la agarraba con fuerza entre sus alas. Los ojos de Shenmi se abrieron con horror cuando vio al panda acostado allí, tigresa apoyó a Po contra la pared.

-No te preocupes - gruñó Po - Yo-yo tengo un pelaje grueso.

Tigresa examinó los cuchillos de plumas, pero no se atrevió a sacarlos. La sangre en el corte tardó en filtrarse, volviendo rojo el pelaje blanco. Los ojos de la tigresa se entrecerraron con ira. Se dio la vuelta, pero antes de que pudiera arrojarse sobre Chiwa, presionó el cuchillo en la garganta de la chica blanca.

-Bueno, bueno, bueno - advirtió Chiwa - Sólo un paso más cerca y tenemos otro accidente aquí.

Juguetonamente presionó la punta del cuchillo hacia la chica, lo que congeló a todos los presentes.

La mirada de Sheng se posó en su padre, que estaba arrodillado en el suelo aturdido.

-Padre - respiró conmocionado.

Shen lo miró un poco avergonzado, pero trató de sonreírle - Es bueno que estés bien.

Pero eso no era lo que quería decir Sheng - Pero tú tampoco te ves bien.

-¿Cómo?

Sheng señaló el ala izquierda de Shen, que se había puesto rojo sangre. Rápidamente, Shen se arrancó algunas de sus túnicas y ató la parte superior de su ala con la tira de tela.

-Bueno - comenzó Chiwa con una maternidad artificial - Antes de que alguien se lastime seriamente aquí, creo que será mejor que vayamos a un lugar donde podamos estar un poco más tranquilos.

Agitó el cuchillo frente al rostro de Shenmi - ¿Si eres lo suficientemente amable como para seguirme?

Pateó a Tongfu.

-¡Ay! - El gecko la miró indignado - ¿Qué he hecho de nuevo ahora?

-Si quieres recibir tu salario completo, ¡no cometeré más errores a partir de ahora! - ella le gruñó - ¡Así que adelante ahora!

Obedientemente, el grupo partió. Chiwa no se hizo cargo de Po, por lo que el Maestro Buey y Wang se vieron obligados a llevar al panda por los pasillos con extrema precaución. Chiwa los precedía, siempre sosteniendo el cuchillo frente a la garganta de Shenmi.

Los ojos de Shen se entrecerraron, adivinó a dónde iba y no pudo decir qué esperar. Por fin, habían llegado a la habitación donde Chiwa había dejado a su sobrino. La pava se detuvo cuando encontró la mesa vacía.