CAPITULO 7

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Soy de las personas que cree que el clima influye en tu estado de ánimo...

—¿Que tal tus clases? —preguntó Villery.

—Hasta ahora aburridas —suspire con cansancio. Era uno de esos días que parecen más pesados de lo normal.

Deseaba que mis clases terminarán para poder irme a casa pero aún me restaban cuatro materias y no me tenía permitido faltar. Ambos disfrutábamos de un delicioso helado de napolitano al que le vertíamos coca cola. Ok no lo juzguen, que si ustedes no han probado el helado con coca cola, se han estado perdiendo de lo mejor de lo mejor, esquisito así que corre a la tiendita de la esquina por tu helado y tú coquita, y no, Coca-Cola no me patrocina. Bueno volviendo al tema, nos encontrábamos en una de las bancas al aire libre de la preparatoria. El calor era insoportable asi que ameritaba comer algo frío. El ambiente era perfecto, esa sensación de comodidad que me encantaba cuando estaba con mi mejor amiga, y el aire fresco rosando mi piel y moviendo mi cabello, no lo cambiaba por nada. Hasta que todo mi montaje del escenario perfecto se vino a bajo cuando escuché esa voz melosa tan inconfundible, y lo digo por que tal parece que el Hobi de mi destino era arruinar mis buenos momentos.

—V estaba buscándote —pronunció Esbeide recogiendo su cabello un una coleta. Me hecho un vistazo y me saludo de mala gana, parecía como si mi presencia no le cayera en gracia.

—Hola —me dijo indiferente.

—Hola —contesté de igual manera.

—Necesitas algo —le dijo Villery.

—No nada en especial —Esbeide le sonrió con la boca cerrada.

Entonces lo entendí. Ella quería privacidad.

—Bueno chicas las dejo para que puedan hablar —les dije e intenté levantarme pero Villery no me lo permitió tomando mi brazo. Me giré para verla algo confundido.

—No tienes porque irte —habló sería soltando mi brazo. Sin saber que hacer me reacomode y quedé a su lado. Ella ya lo había decidido así que no me dejaría ir. Villery era ese tipo de chica. Cuando decía algo era porque así sería, y no la podrían hacer cambiar de opinión. Se mantenía firmé.

—Claro, no es necesario —agregó Esbeide al tiempo que se sentaba al lado de Villery. Si algo era evidente, era el cambio de actitud de Esbeide hacía ami. Ya no me trasmitía esa vibra de diversión como la primera vez cuando pensé que iba a violarme. Si no que está vez su expresión me decía claramente: me caes mal, pierdete. O algo parecido.

—Muero porque la semana termine — Villery maldijo por lo bajo.

—Tengo una idea porque no jugamos algo para desestresarnos —Esbeide sugirió emocionada.

—¿Jugar a qué? —Villery cuestionó con hastío.

—Se me ocurre, verdad o reto —dijo Esbeide.

—Esta bien, cualquier cosa es buena en estos momentos de ansiedad —Villery resopló estirándose para después acomodarse y crear un tipo círculo entre los tres—. Quien empieza? —arqueó una ceja.

—Las damas primero — les dije, y sonreí algo incómodo.

—Bien, empiezo yo —Esbeide tomo la iniciativa—. Dani, ¿verdad o reto? —me preguntó con una sonrisa juguetona.

—Verdad —yo no era de retos, así que me fui por lo más fácil, “según”.

La última vez que había jugado verdad o reto con algunos compañeros por querer hacerme el interesante, el reto que me asignaron fue de lo más asqueroso, se trataba de buscar un sapo llevarlo a ellos y besarlo mientras me grababan, y bueno no podía rajarme porque los demás habían cumplido retos incluso más asquerosos como lamerme los pies a un compañero y bueno, peor si uno de esos era alguien que juagaba fútbol ahí el nivel aumentaba. Entonces comprendí que mi reto había sido muy leve.

—¿Alguna ves te ha gustado alguien de tu mismo sexo? —su pregunta fue tan directa que me dejó pasmado, supo bien donde escarbar. Su voz sonó firme como si supiera lo que hiciera. Y lo que quería provocar.

—No —le respondí serio.

Ella negó con la cabeza y una sonrisa burlona y bajo la cabeza para ocultar que no me había creído y que le causaba diversión lo que había escuchado. Y tenía la razón, yo había mentido descaradamente, pero no le daría el gusto de aceptarlo frente a ella. Ahí fue donde caí en cuenta de que ella sabía algo de mi orientación sexual y quería indagar más afondo.

—Mi turno —dijo Villery con simpleza. Cómo si lo que había escuchado no le interesara en lo más mínimo—. Verdad o reto —le pregunto a Esbeide.

Se lo pensó un poco pero al final se decidió.

—Verdad —dijo la rubia.

—¿Por que eres tan hipócrita? —le soltó de golpe. Y la chica se puso tensa, como si no creyera lo que acababa de escuchar. Bueno hasta yo no lo podía creer. Solo la miro con enojo y Villery le sostuvo la mirada. Creí que en cualquier momento se agarrarían a golpes pero no pasó.

—No lo soy —le respondió Esbeide con mala cara.

—Chica el juego se llama verdad o reto así que las mentiras no valen —le dijo Villery casi al mismo tiempo.

—Tu amigo tampoco cumplió —la encaró con hastío pero sintiéndose intimidada por mi amiga.

—¿Y como esque estás tan segura de que el mintió? —Villery dijo en un tono divertido.

—Porque le gusta su mejor amigo. Incluso lo acosa pero Erick como es tan amable y le tiene cariño no se atreve a decirle que lo hace sentir incomodo, el mismo me lo confesó —inquirió Esbeide mirándome de reojo con burla.

—¿Que? —Villery expresó atónita. Volteó a verme buscando una explicación lógica a las palabras de Esbeide, pero no la encontro. Se topo con un Daniel igual o peor desconectado que ella. Yo en lo único que pensaba era como se había enterado, y si en realidad Erick le había dicho eso.

—Inventaste eso porque te rechazó — argumenté con hastío. La rubia había logrado molestarme y quedarme callado no era una opción.

—Sigue jugando con tu falsa heterosexualidad que tarde o temprano terminarás con mini falda, tacones, y maquillaje de puta —se burló descaradamente. Se levantó, nos miró de reojo con  rechazó y burla y se marchó con el ego por los cielos.

Pero antes de que desapareciera por completo de nuestra vista Villery le gritó lo siguiente;

—Ey si tú —Esbeide se detuvo por un momento—. Si estás tan preocupada por perder tu trono de puta, no te estreses cariño que de ese nadie te baja —le grito al aire libre haciendo que varios compañeros que pasaban por ahí se detuvieran a observarla y  empezarán a murmurar. Esbeide continúo con su camino pero ya con el ego por los suelos.

—¿Que fue eso? —emití.

—Solo dije la verdad —Villery se encogió de hombros.

—Sobre lo que dijo acerca de Erick.. —intenté explicarle con serenidad pero no me dejó continuar. Hizo un ademán con su dedo índice para que guardara silencio, primero en sus labios y después en los míos. Me miró a los ojos con calidez y cariño pero a la vez me pareció notar una expresión de tristeza en su rostro.

—Sobre eso hablaremos cuando tú estés listo, y también cuando yo lo este ok —me dijo y acompañó sus palabras con una sonrisa exhausta—. Te dejo mi clase empieza en cinco minutos, gracias por el helado —finalizó la conversación. Se levantó cogió su mochila y paso tirando su vaso de helado en un contendor de basura.

Suspiré.

Porqué se tenía que enterar por una tercera persona. Se supone y somos mejores amigos, me sentí mal por haberle ocultado eso tan importante, planeaba hacerlo, ella sería la primera persona en saberlo pero aún no me sentía seguro. Y al parecer Esbeide ya se la había agarrado contra mi. En mi mente se quedó lo que dijo como si fuera una grabación de su voz que se repetía continuamente.

Hay veces en que las personas te agarran cierto odio solo por qué tienes algo que ellos no podrán tener nunca, a eso se le llama envidia...

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