CAPITULO 14

311 59 9
                                    

Después de alrededor de 20 minutos de viaje llegamos a un café ubicado a orilla de carretera. En la entrada habían muchas plantas de flores en decoración. La fachada tenía un letrero de luces de colores con el nombre del mismo “Noche buena”. Al entrar me percaté de que no habían muchos clientes supuse que era por la hora. Aún así decidimos ordenar y salir para poder degustar del café al aire libre. El clima se nos puso a favor, fresco y acogedor, nos quedamos observando el cielo y la luna.

Pasaron unos minutos de silencio que para nada fue incómodo donde lo único que se escuchaba era el ruido de los vehículos que pasaban por ahi, el sonido que emitían los árboles en movimiento por el aire y una que otra chicharra cantando.

—¿Te sientes mejor? —interrumpo el momento. En su rostro se formó en una fina sonrisa.

—Si mucho mejor, gracias —le contesté sin pensarlo y le dedique una sonrisa amable. De verdad me sentía agradecido con el. Toparse con personas así, sin esperar nada a cambio es lo más lindo que uno se puede encontrar.

—Me da gusto, sabes aveces está bien escapar —suspiró y me sonrió haciendo notar sus lindos hoyuelos.

—Sí ahora lo sé —ambos sonreímos  nuestras miradas tropezaron. Sus ojos brillaban eran hermosos me transmitían sinceridad y calma.

—¿Como es posible que no nos conocimos antes estando en la misma preparatoria y aún así teniendo una amiga en común?, Explícamelo porfavor —me dijo mirándome como si fuera algo que en definitiva tenía que responderle para que pudiera dormír en paz, lo dramatizo un poco. Y esque sí, a mi también me parecía irónico que nos llegáramos a conocer justo cuando la etapa de preparatoria terminaba.

—No lo se —le respondí con falso pensar, poniendo mis manos en cada hombro para formar una equis.

Pasaron las horas volando hablando de nuestras vidas. Hablar con él me pareció tan fácil, que los temas salían con fluidez perdí la noción del tiempo. Cuando una llamada interrumpió nuestra interesante conversación, tomé el teléfono y abrí los ojos tanto como pude en sorpresa por leer el nombre del contacto que llamaba. ¡Era Erick!, Deje que la llamada terminará en lo que me decidía si contestar o no y la llamada termino, pensé que volvería a llamar pero no lo hizo en cambio me llegó un mensaje de el mismo;

El:¿En donde estás?ಠ_

Pensé en responderle lo más prudente para no darle demás explicaciones, se me ocurrió decirle que estaba con Villery. Rápidamente me contestó;

El:No mientas acabo de toparmela dijo que no estabas con ella, llame a tu casa y tu mamá dijo que aún no has llegado, Dani donde estás? mándame tu ubicación para ir por ti. Ya viste la hora que es?

Yo: para que me quieres?, que acaso ya se le acabó el tiempo a tu cenicienta.

El: jajaja Dime en donde estas?

En visto, lo deje en visto, era lo que se merecía. Guarde mi teléfono en uno de los bolsillos de mis pantalones y rodé los ojos al escuchar de nuevo el sonido de llamada entrante pensando que se trataba de el, saque el teléfono para ponerlo en silencio pero al ver la pantalla me sorprendió que no se trataba de el. Era Villery, le contesté rápidamente y empezó a gritarme como lo loca;

—Dani donde demonios estás? Farrera está buscándote como loco y yo ya le dije que tampoco lo se pero no me cree y la verdad me importa un carajo como este el, pero dime qué tu estás bien? Debiste decirme que te ibas.

Terminé de asimilar los gritos de Villery y le respondí apenado ella tenía razón en preocuparse porque llegó conmigo y la dejé sin siquiera despedirme;

—No te preocupes estoy bien, perdón por no despedirme de ti, hablamos mañana te quiero.

—¿Enserio estás bien? —preguntó al teléfono y su voz se suavizó.

—Si enserio —le dije.

—De acuerdo cualquier cosa no dudes en llamarme, ya mañana habrá tiempo para que me lo cuentes todo.

—Claro hay mucho de que hablar, hasta mañana.

—Hasta mañana, te quiero, cuídate y avisa a tus padres que llegarás tarde o se preocuparan demás, o bueno ya lo están porque Farrera les llamo preguntando por ti.

—Si lo aré gracias —colgué la llamada.

En verdad tenía que avisarle a mis padres que llegaría tarde, bufé y todo por culpa de Erick.

—Algún problema? —Joel preguntó curioso.

—No, solo que ya es muy tarde —traté de disimular una sonrisa.

—El tiempo paso volando cierto, deberíamos irnos el frío ya empieza a afectarme —dijo mientras se soba ambos brazos.

—Sí la temperatura está bajando y los cafés ya no están haciendo efecto — bromee.

—Bien hora de irse a casa, te llevo,
dame tu dirección —se ofreció.

Le di la dirección de mi casa, y volví a subir a su moto tan fácilmente como si fuera un experto, que estando arriba ni yo mismo podía creérmelo. Adaptarme fue muy fácil.

En cuestión de minutos llegamos a mi casa y al llegar noté que había alguien sentado en la puerta de mi casa no logre distinguir la silueta pero al  acercarnos más pude deducir quien era.

¡Era Erick!.

Mierda ahora va a querer mil explicaciones, que claramente no tengo porque dárselas.

Se prendió está mierda.


DIECIOCHO MOMENTOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora