CAPITULO 28

195 23 7
                                    

—Hola Joel perdón por llamarte a esta hora, podemos vernos —le pregunté al teléfono.

—No te preocupes está bien, somos amigos no?, Estoy en el trabajo pero no hay problema, ven te veo aqui.

No pude quedarme en casa. Necesitaba hablar con alguien, pero no tenía a dónde ir. Erick ya se había ido, y Villery no la quería molestar a esta hora de la noche, así que llame a Joel y quedamos de vernos en el cafe donde trabajaba. 


—A qué hora termina tu turno? —le pregunté ansioso, mirando a mi alrededor.

—Dentro de una hora pero no te preocupes por eso, relájate —me sonrió amablemente.

—No quiero causarte problemas —dije algo tímido.

—Y no lo aras, como puedes ver está noche no hay demasiados clientes — insistió quitado de pena.

—Si, ya veo —tome aire calmadamente y me relajé.

—Y bien, ¿como se lo tomaron? —me preguntó con cierto interés en su tono de voz.

—Mal obviamente —suspiré cansado.

—Ya lo terminarán aceptando solo es un proceso, dales tiempo.

—Tu crees?.

—Si seguro.

—Ojala que si.

—¿Y como van las cosas con Erick?.

—Estamos bien, o bueno eso aparentamos para no herirnos el uno al otro —esas palabras me salieron por si solas.

—¿Entonces su relación no va bien? —pregunto ceñudo. 

—No, no me refería a eso —negue con la cabeza—. Pasa que después de lo que paso con su papá, él aparenta estar bien respecto a eso, pero yo sé que la está pasando mal aunque no me lo diga.

—Si entiendo, si mi padre casi me hubiera matado a golpes y mi madre me diera la espalda, mi estabilidad emocional estaría por los suelos. Pobre chico —hizo una expresión de lástima—. Dani tienes que apoyarlo y estar para el en todo momento no lo dejes caer, se que también la estás pasando mal pero cierto que lo de él fue peor —dijo tomando mi mano y apretándola.

—Lo se y es lo que trato de hacer, soy algo así como ese bastón que no lo deja caer, que lo sostiene cuando está apunto de hacerlo soy alguien en quien puede apoyarse, pero aveces siento que no soy suficiente —irónice un poco.

—Y lo estás haciendo bien te lo aseguro, eso es lo que todos hacemos cuando se ama a una persona, darlo todo por ella aunque no pensemos en nosotros mismos, suena egoísta y da a entender que no tenemos valor propio pero es la realidad, eso es el amor verdadero. Eres suficiente para el, lo serías para cualquier otra persona —puntualizó.

—Sabes, tuve tanto miedo de perderlo cuando lo vi en el hospital golpeado e inconsciente, no se que hubiera hecho si lo perdía, tuve tanto miedo de quedarme aquí sin el —le confesé entre lágrimas—. Realmente necesitaba desahogar mis angustias con alguien, y  enese momento supe que él era la persona correcta.

—Pero ya están juntos y están afrontando cada dificultad que se les presenta, esto va a pasar, Dani lo más difícil ya pasó ahora viene la calma —se acerco a mi y me abrazo.

—Gracias por escucharme —pronuncié sinceramente.

Desahogarme con el me hizo sentir mejor y me tranquilizó. No siempre era de hablar de mis temores pero con él era diferente, el me inspiraba a hacerlo.

—No tienes que agradecer cuentas conmigo para lo que sea —me dedicó esa sonrisa amable tan característica de el.

Conversando perdimos la noción del tiempo, me alegraba tanto tener un amigo como el, por un momento y gracias a el pude olvidar un poco lo que había pasado con mis padres.

DIECIOCHO MOMENTOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora