Noche del 6 de febrero. Última noche que pasaría con mi chico antes de su viaje por el mundo. Todo el mundo estuvo con grandes prisas todo el día y, con la luz de la luna, esas prisas no se calmaron, seguían. Todo el mundo estuvimos yendo de un lado para el otro, terminando de preparar las maletas, dejando todo lo más recogido posible, aunque ya lo recogería y limpiaría yo mañana, y por fin llegó la hora de sentarse para hacer la cena. Ninguno teníamos ganas de cocinar asique llamamos a un servicio de comida a domicilio encargando sushi, para Harry y para mí; Pizza, para Zayn y Perrie; nuggets, para Liam; y hamburgesas de pollo para Niall y Stella.
Cenamos entre risas algo tristes y chistes malos de Harry (que debía ser lo único que nos hizo gracia fe verdad esa noche)
La noche avanzaba con rapidez y la idea de tener a Harry lejos era cada vez más real.
- ¿Te encuentras bien, Julieta?
-No, Romeo, mañana tienes que estar fuera de la ciudad y yo no puedo ir contigo.
-Sí puedes, podrías.
-Hasta Junio, no. Tengo que acabar el curso ¿crees que podrás venir a mi graduación?
-No lo sé, pero haré todo lo que esté en mis manos para ir, te lo prometo
Miré a Harry entristecida, no quería que tuviera que decidir por su trabajo o por mí, pero era evidente que en algún momento tendría que hacerlo, y me daba miedo tanto que escogiera su trabajo, como que me escogiera a mí; ninguna de las dos opciones era válida para mí... porque, ¿y si prefería su trabajo antes que a mi? ¿ y si me prefería a mi antes que a todas sus fans?
-¿estás bien?- me preguntó acariciándome la cara y sacandome de mis pensamientos. Asentí con la cabeza sin pronunciar palabra- ¿seguro?- volví a asentir- no lo parece -dijo poniéndose sobre mí y besándome suavemente -¿que te preocupa?- me preguntó dulcemente, pero yo negué con la cabeza, me giré para evitar su mirada justo a tiempo para que no viera como una lágrima resvalaba por mi mejilla- ¿seguro estás bien, cielo?- preguntó preocupado
- seguro- dije en un susurro sin que mi voz se notara temblorosa.
Y asi pasé mi última noche con Harry, llorando por hacerme la cabeza con una idea absurda.Llegó la mañana y con ella las lágrimas. Me había levantado a las cinco sin haber dormido nada en toda la noche e hice el desayuno favorito de Harry para llevarselo a la cama.
Apenas eran las seis y media cuando entré en la habitación com su desayuno. Lo dejé en la mesita y me tumbé en la cama de frente a él, le desperté susurrándole al oido; abrió los ojos sonriendo levemente, pero debió de recordar en que día estábamos, porque enseguida la borró y me miró triste. Se acercó a mí y me abrazó tiernamente.
-Te quiero, princesa
-yo también- digo respondiendo a su abrazo- Te he preparado el desayuno- digo levantándome para darle la bandejita.
Le tiendo el desayuno y le miro animándole a desayunar, pero él lo rechazó educadamente. Se acercó a mí y me besó. Muy suave. Pero sus manos indicaban que no estaba nada tranquilo y amenazaban con juego seguro. Me recorrían nerviosas la cintura y la espalda, era evidente cuando me deseaba. Bajó el ritmo de las caricias, pero se fueron haciendo más profundas, más consistentes. Me acerqué más a él, este era plan que había tenido para anoche. Pegué mi cuerpo completamente al suyo, y él me miró pícaro, a lo que yo respondí con mordiéndome el labio y sonriendo. Metí mis manos bajo su camiseta para acariciarle suavemente dibujando en su torso las líneas de la mariposa.
-Te quiero- susurré pegada a sus labios.
-Yo también princesa, más que a nada en el mundo
Me senté a horcajadas sobre él y pasé mis manos a su pelo recién cortado. Me apoyé en su cuello y empecé a besarlo lenta y apasionadamente, más según me iba acercando a su oreja, la cual finalmente mordí, haciéndole estremecer. Él introdujo sus manos en mi pantalón del pijama, aunque sabía que así lo único que conseguiría era otro mordisco... Cada vez hacía más calor y cada vez tenía más ganas de estar con él y solo nos quedaba ahora. Le quité la camiseta rápidamente para besarle la clavícula e ir subiendo, pero él me colocó debajo de sí mismo y me sujetó las manos en la cabeza.
-¿a qué quieres jugar?- Pregunté divertida
-A muchas cosas- me sonrío
-Eres un idiota, un idiota al que quiero.- dije y le besé apasionadamente acercándome todo lo que pude a él.
Pronto nos deshicimos de la ropa y ya estaba dentro de mí. Esa sensación no variaba por muchas veces que lo hiciéramos, siempre se sentía igual de mágico y de enérgico. Nos fuimos acompasando al contrario, lo que hacía que cada vez fuera más profundo. Sin darme cuenta acabé arañándole, pero no pareció importarle, solo se le veía disfrutar, disfrutaba como nunca antes le había visto disfrutar... y así fue como acabamos nuestra última mañana juntos, yo completamente bañada en sudor y él con una sonrisa en el rostro.
-No olvides donde está tu casa, ¿hablaremos por Skype todos los días que puedas?- dije abrazándole fuertemente
-Todos los días pequeña- respondió a mi abrazo
Me giré y vi a Stella llorando, mientras Niall la abrazaba
-Princesa, si pasa cualquier cosa llámame, cogeré el primer vuelo que pueda ¿sí?-dijo Niall, después se agachó y le habló a la tripa de su novia- Sé bueno y no molestes mucho a mamá, te quiero pequeño-barra-a -besó la tripa y luego a mi amiga. Se giró a mí y se despidió con un abrazo y dos besos, como Harry había hecho con ella y como los demás chicos habían hecho con nosotras.
Nos quedamos Perrie, Stella y yo viendo como el avión de los chicos despegaba y nos los alejaba por mucho tiempo.
"Te quiero, Harry Styles"
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Esos ojos verdes
RomanceComo la confianza puede arreglar un corazon herido y la mentira romperlo