26: No reprimas nada

11 0 0
                                    

La casa en la que estábamos era muy cómoda, no había tecnología, nada de televisores, conexión a internet, radio o algún teléfono. Es extraño, creo que muchos de mis compañeros no podrían vivir sin poder publicar lo que están haciendo, caótico. Es impresionante lo dependientes que nos hemos vuelto a la tecnología, pero aunque no logremos comunicarnos, realmente no nos interesa. La necesidad por saber cuándo vuelve Amanda Russo es más importante. Aunque la casa fuera lo suficientemente amplía, y hubieran exactamente cinco recámaras, todas dormimos en la misma habitación. Emily se levantaba inquieta, y Darcy abrazaba profundamente a Paula. Estoy segura que ningúna llegó a tener un sueño plenamente profundo. Ayer un grupo de personas nos buscaban para asesinarnos, sin piedad, se llevaron a varios vecinos, no olvidaré a las chicas que intentaron salvarse, ellas eran inocentes, pero él... ese hombre eliminó sus vidas. Ahora confirmo que la realidad superará siempre la ficción.

—¿Qué pasa? —pregunta Paula entrando con unos pantalones jeans y una blusa gris, recién bañada.

—No metí nada para ponerme, solo ropa interior. —La habitación está iluminada por una gran ventana, corrí las cortinas para observar, se ve algo desolado, pero hay personas haciendo ejercicios, otras riegan plantas...

—Tranquila, puedo prestarte un... —buscó en su mochila amarilla, y sacó un vestido de tirantes azul con estampado— vestido, quizás te quede algo pequeño, pero podemos pedirle al guardaespalda de afuera que nos consiga ropa.

—Buena idea, ya vuelvo.

Me dí la ducha de mi vida. Demoré tanto que mis dedos parecían pasas. Quería perderme entre las gotas de agua. Lo acepto. Tengo que pensar con optimismo, lo peor, ya pasó. Con esa mentalidad salí del baño, encontré vários cepillos envueltos en sus propios plásticos, es cierto cuando dijo que la casa tenía de todo.

La mañana transcurrió tranquila, preparé el desayuno, almuerzo y cena, todo de seguido, pero mi apetito se perdió, las chicas si comieron, yo sencillamente no podía. Necesitaba que mamá estuviera aquí, con nosotras, se supone que Erick la traería hoy. Cada que escucho el sonido de un auto me fijo y nada. No le he dicho a ninguna mi preocupación, ellas están un poco mejor y no deseo transmitirles mis inquietudes.

—¿Cuándo vuelve mamá? se va a enojar porque faltamos a clases Pilar. —Emily me sacó de mis pensamientos. Sus ojos de color marron y destellos verdes estaban cristalizados, su mirada estaba apagada. Parece que en cualquier segundo va a llorar.— No limpie mi habitación, tengo que decirle antes de que vayamos a casa, sabes como se pone... —frunce los labios recordando a Amanda y sus regaños— ¿Puedo hablar con ella antes de que llegue? por llamada será más fácil. ¿Crees que está preocupada?... la extraño mucho.

—Yo también, —confesé— pero debe estar por llegar, lo menos que le preocupara es tu habitación sin limpiar, tu cabello sin lavar o tus notas, estará feliz de vernos sanas y salvas. —Me acerque a ella y acaricie su cabello castaño, espero que eso pueda ser reconfortante en un momento como este sinceramente. Asiente.— ¿Ya revisaste toda la casa? —niega y la impulsó a revisar con el objetivo de que quizás encontremos algo interesante. La idea le interesó, y sonreí, su curiosidad es siempre mayor que la mía. O eso pienso. Mientras la veo caminar por el pasillo hacía las habitaciones vacías.

4:28 p.m.

—...Eh hola —El guardaespaldas se gira y observa fijamente esperando que continúe, bien.— mi nombre es Pilar Baen y quisiera comunicarme con Uriel Wilson ¿podrías ayudarme en eso? —Él solo asiente y saca un móvil, perfecto. Esperé unos minutos, hizo varías llamadas, quizás contactarse con Uriel no era tarea fácil y luego me pasó el móvil.

—¿Qué va mal? —se escuchaba algo cansado, como si esperara que le dijera algo malo. Antes de contestar. Me alejé un poco del guardaespaldas y la casa en la que nos hospedamos.

Sede ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora