25: Un día de paz

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Decidimos disfrutar de un día completo en el jacuzzi. Mamá salió con Erick, aparentemente llevan una relación de amistad muy agradable. Solían asistir a partidos de béisbol, fútbol, básquet e incluso en ocasiones llevaban a las chicas. Quiero enfatizar que mamá jamás, repito jamás ha sido fanática de los deportes.

—En la alacena hay dos vinagres, pásame el de manzana Emily.

Estaba preparando el almuerzo, ya todas estábamos en vestido de baño, Darcy y Emily decidieron ponerse un enterizo similar lleno de colores pasteles, lindo. Paula escogió una fruta nueva y preferida para ella, la sandía. Es blanco con la parte superior llena de la fruta, y la parte inferior color rojo. Estaba orgullosa de su bikini.

—Observen chicas, a la fruta más deliciosa del sistema solar. —Empezo a modelar graciosamente por la cocina.— Hidrata, mejora el sistema inmune, ayuda a perder peso, llena de vitamina C, A, potasio, magnesio, licapeno y betacarotena.

—¿Las pronunciaste bien? —pregunta Darcy— te ves muy bonita Paula.

—Gracias preciosa, estoy segura que alguna pronuncié mal, pero sonó fenomenal.

—Hoy tienes un humor diferente... —comente curiosa.

—Ayer fue mi cita con el psicólogo, logré abrirme más, me liberé más. Y dijo que eso era lo ideal en el tratamiento. Chicas voy por un buen camino. —Prácticamente cantó todo lo que decía.

—Paula estaría mal si digo que subiste de peso?...— la pregunta de mi hermana pequeña me dejó inquieta. Por muy alegré que se note Paula, un comentario negativo puede hacer que se derrumbé.

—...Yo pienso que está bien, ya saben, baje mucho de peso en esos días... la gran mayoría de mi ropa sigue sin quedarme. —Su voz fue bajando poco a poco es notable el impacto de lo sucedido en su vida. Tocaba sus manos inquieta.

—Ya terminé chicas, a comer. —Avisé tratando de cambiar el tema.

—Pilar, y por qué usaste ese vestido de baño tan de funeral. —Emily hoy está muy sincera. Llevaba un bikini de dos piezas negro.— Aunque no comas esas piernas jamás bajarían de peso —comenta empezando a comer.

—No sé si eso sería algo sinceramente positivo— suspiré, hace mucho me rendí.

—Pareces una pera.

—¿Me estás comparando con una pera Paula?

—Aja, una pera muy linda.

Sonreí, estar las cuatro juntas en la cocina platicando de cosas triviales y divirtiéndonos, es grato. Todos necesitamos un grupo donde nos podamos sentir a gusto. Emily contaba la vez que casi rompe la ventana del cuarto de Liam, esta niña necesita un curso intensivo de ser precavida frente a todo tipo de vidrio.

De repente algo extraño sucedió. Balas sonaron fuera de casa, todas nos pusimos de pie. Eso es muy extraño, aquí la delincuencia no abunda, nunca nos han robado. Paula desliza la cortina que está cerca de la puerta principal para observar qué sucede.

—¿Estás loca? eso es peligroso quítate, quítate!— le digo asustada mientras le hago señas a Emily y Darcy para que se agachen, parece que las balas no cesan, qué acaso no recargan?

—...no puede ser —susurra con sorpresa, aquellos ojos verdes se cargan de asombro— ¡Están atacando a los guardaespaldas! Ellos... ellos son más.

—Apártate de ahí... —le empecé a ordenar hasta que Darcy me silencio levantándose y corriendo al cuarto.

—Debemos irnos, nos matarán si nos quedamos aquí, busquen ropa rápido —nosotras nos quedamos pasmadas por lo que dijo y como actúa, no entendíamos aun lo que estaba sucediendo, es imposible que alguien quisiera asesinarnos, donde iriamos, Darcy se volvio a la sala con una bolsa, en sus ojos verdes abiertos y cargados de pánico susurro con insistencia— corran, corran!

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