Izuku bajó de la camioneta, caminó hasta quedar en la acera, dudando entrar al dichoso parque de su infancia, tenía muchos recuerdos vividos en dicho lugar, con su padre, con su madre y con Tenko, no le dio más vueltas y empezó a adentrarse.
Podía ver como los árboles poco a poco mudaban sus hojas, el invierno estaba a la vuelta de la esquina, el viento cada vez era más helado, sus mejillas y nariz comenzaban a ponerse rosadas, la delgada tela de la ropa que traía puesta no le cubría del inminente frío.
El sonido de las cadenas oxidadas de los columpios le hizo dirigir su vista hacia donde estaban los juegos que una vez subió y bajó cuando era todavía un niño, el viento hacía que estos se moviesen, de igual forma vio el pasamanos, la rueda, el sube y baja y finalmente el tobogán.
Elevó sus manos a su pecho y apretó la tela de la camisa, tratando de reprimir las lágrimas que amenazaban con salir, debido a que ya estando ahí fue como si le cayera un balde de agua fría, recordó todas y cada una de las anécdotas que vivió ahí.
Pudo ver a su papá paseándolo en el columpio, ayudándolo a pasar por el pasamanos, corriendo para que no lo atrapara y cuando lo hacía, lo levantaba al aire dándole besos por sus mejillas, era su héroe, amó mucho a su papá y ni eso bastó para que lo aceptara tal y como era.
— Pulga ¿todo bien? — Katsuki pudo ver el claro semblante melancólico del pecoso.
— Si, es solo que me remueven los recuerdos — respondió sonriendo aguantando sus lágrimas.
— Sabes, yo igual llegué a venir a este parque — aunque la casa de Katsuki está mucho más lejos del lugar, cuando niño llegó a ir a ese parque con algunos amiguitos que vivían por ese distrito.
— ¿De verdad?
— Si — apunto a un edificio que estaba a unos cuantos metros. — En uno de esos apartamentos vivía o vive un amigo que tuve en el jardín de niños, específicamente en el último de la izquierda.
— ¡QUE! — respondió el pecoso con asombro. — Kacchan yo vivía en el de la derecha.
— Y aquí es donde me doy golpes de pecho — literalmente el cenizo dio un golpe a su pecho, Izuku siempre estuvo cerca de él.
El peliverde rió bajo ante la acción del cenizo. — Nos mudamos después de que salí de la escuela media, mamá ahorró lo suficiente para salirnos de ahí, no queríamos seguir en esas cuatro paredes que solo nos traían tan dolorosos recuerdos.
— Oye pulga, ¿tu mamá sabía lo que pasó entre el perro sarnoso y tú? — no es que pensara que la señora Inko no le prestó atención, él también ocultó muchas cosas a sus padres y estos nunca se dieron cuenta.
— No, yo le dije que solo habíamos hecho otros amigos — recordó con un suspiro. — Lo cual era una mentira porque yo ni amigos tenía.
— Esos imbéciles e incluyéndome a mi igual — refunfuño con reproche a sí mismo. — Maldito fútbol.
— Oye no lo maldigas — Izuku negó y tomó de la mano a Katsuki hasta llevarlo a una banca y sentarse ambos sobre ella. — Estabas muy presionado por entrar a la U.A. que ignorabas a todos a tu alrededor.
— Ni que lo digas — paso su manos por su cabello con frustración. — Recuerdo que solo estuve enfocado en eso, culpa al papá del viejo — mencionó con una sonrisa apagada. — Desde que era un mocoso miraba junto a él todos los partidos de la NFL, el super bowl no nos lo podíamos perder, veía como a el anciano le brillaban los ojos cuando su equipo favorito ganaba.
— Adivinare... los patriotas — interrumpió Izuku.
— Si — respondió suspirando. — Ahí fue cuando supe que quería que me me vieran de esa misma forma, el abuelo había perdido esa mirada cuando la abuela murió, pero ese día que vi mi primer partido junto a él, el brillo en el regreso y así nos mantuvimos por los siguientes cuatro años, viendo partidos en el televisor y yendo a algunos aquí en la ciudad, cuando tuve nueve, el me llevó a mi primer entrenamiento, un año después, el cáncer se lo llevó — Katsuki apretó los nudillos sobre su regazo.
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Si tú quieres ir a 1000 yo estoy en 999...
FanfictionKirishima y Kaminari están hartos de la actitud de Bakugou, no tiene ni un mes que su novia le terminó y ya les ha colmado la paciencia, por lo que deciden abrirle un perfil en Blinder, una app de citas, sin darse cuenta que pusieron en preferencias...