Eres muy suertudo para lo que quieres

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—Eso es todo por hoy jóvenes —dice mi profesor de historia universal mientras guarda los libros en su maletín—

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—Eso es todo por hoy jóvenes —dice mi profesor de historia universal mientras guarda los libros en su maletín—. No se olviden que la tarea es desde la página cien hasta la ciento veinte.

Historia universal no es mi fuerte, pero me defiendo porque me gusta saber sobre el pasado de los países vecinos o más alejados al mío.

Guardo mi lapicera junto a mis cuadernos y libros para salir de una vez y dirigirme a los vestidores femeninos porque hoy nos toca educación física y el profesor debe decirnos si haremos un gran grupo con los demás.

—Isis, que bien que te veo —me intercepta el profesor Dillar, sí, profesor encargado del curso de educación física de mi grado—, las chicas ya están en los vestidores, todas tienen casilleros establecidos con sus nombres respectivos, diles que se cambien de una vez. Yo iré por los hombres.

—¿Este año nos juntará a todos?

—Sí —afirma viendo su cronómetro que cuelga de su obeso cuello—, me es más fácil juntarlos y dictarles clases a todos.

Asiento mientras sigo mi camino hacia los vestidores deportivos.

Mi profesor es muy típico, el docente encargado de que los alumnos hagan deporte o las actividades físicas mientras que él está muy feliz comiendo comida rápida y alguna bebida que a largo plazo lo engorde mientras que nos mira desde las gradas del gimnasio y el mínimo esfuerzo que hace durante las dos horas y media de clase es forzar sus cuerdas vocales a darnos órdenes mientras que estamos todos sudados y cansados y nuestro "descanso" es de una duración de cinco minutos, el cual se nos va volando con apenas regular nuestras respiraciones.

—¡Hola a todas! —grito para que me escuchen— El profesor Dillar dice que ya pueden cambiarse —aviso haciéndome camino entre el gran número de chicas caminando de una lado para el otro.

Saco mi ropa de deporte de mi casillero y empiezo a cambiarme.

Un cuero cabelludo de color castaño se asoma a mi lado.

—¿Cierto que me veo muy bien con la ropa? —me pregunta viéndose a sí misma— Bueno a lo que venía, ¿Ya tienes lista mi columna en el periódico sobre mi cumpleaños? Espero que llame mucho la atención porque ya sabes, ¿No? —chasquea los dedos formando un círculo y haciendo una cara de pato, ¿Esa cara no es la que ponen ahora en las fotos?— ¡Prioridades! También pongan una mini nota con la dirección de mi casa porque haré la fiesta más grande y genial que las personas puedan tener y obvio ustedes no pueden faltar porque deben escribir todo eso en el periódico de mañana.

Asiento tratando de procesar todo lo que ha dicho.

Terminamos de cambiarnos y salimos al gimnasio respectivo.

—Ya que todos están aquí —empieza a hablar el profesor concentrado en su celular—. Dejo a cargo a Piero, el director me está llamando.

Resoplo apoyando mi peso en una pierna.

Un Virus Imperfecto © | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora