Terminada • Subiendo extras (Editando extras)
¿Cuánto necesitamos sufrir para aprender algo tan simple?
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Quién diría que amar es muy difícil, yo pensaba que el amor era fácil como lo plasman las películas y libros: Un amor descomunal y sin fro...
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¿Por qué? ¿Por qué no me besó?
Ugh, ¡Elek! ¿Por qué eres tan difícil? Solo... Solo... No, nada.
—Isis, Girasol —me habla mi papá—, ya hemos llegado, baja tus maletas.
Sacudo mi cabeza un poco para sacar esas preguntas innecesarias de mi mente y empezar de una buena vez en bajar las maletas para ir a hacer el check in y esperar hasta que el avión por fin esté listo para irme.
—Llegamos a tiempo para ayudarlos —me alegra que estén bien.
—¡Chicos! ¡Qué sorpresa! —exclama mi madre bajando la mascarilla para besarles sus mejillas— ¿Ustedes se van?
—No, señora —afirma Bruno alegremente—. Ayer hablé con mi Rayo de sol y me comentó que se iban de viaje hoy.
—Vine a despedirme de mi dolor de cabeza —Aitor sonríe como un niño travieso orgulloso de sus actos.
—Qué malagradecido.
Ayer, antes de irme de la fiesta con Elek, Bruno me envió un mensaje diciendo que ya se encontraba bien, estuvimos hablando por un largo rato. Bueno para mi fue tener que esperar a que la secadora de Piero terminara de hacer su trabajo.
Me comentó por mensajes que un familiar suyo estaba mal y estaba hospitalizado, pero en estas semanas ya se ha puesto mejor su familiar y se disculpó por preocuparme demasiado.
Creo que un día lo estuve llamando demasiado hasta que se me acabó el crédito del celular, pero no recibí respuesta alguna de su parte como era de esperarse en ese momento, no obstante, me gusta que vuelva a estar con su sonrisa.
Todos nos encaminamos hacia la entrada del aeropuerto.
Ah... Voy a extrañar Canadá, Puede que solo me vaya por unos meses, pero aquí es donde nací, crecí.
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—Ya vengo —aviso poniéndome de pie.
—Te acompaño y de paso voy al baño que estoy que me hago en los pantalones —se apura en hablar Bruno.
—Yo si voy contigo, Piña.
Entrecierro los ojos y lo miro directamente mientras caminamos.
—¿Por qué presiento que pasará algo?
—Tan dramática como siempre —suspira—, pero solo por hoy te dejo serlo —agarra mi cabeza como si se tratara de un balón y me hace dirigir mi mirada hacia adelante—. ¡Taran!
¿Elek? ¿Quién le dijo que me iba a esta hora? La primera pregunta que debo hacerme es cómo consiguió mi número de teléfono.
Pero la pregunta que más me sirve ahora es: ¿Qué hace aquí?