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Quien diría que el gran Jeon Jungkook, un respetable alfa que con una sola mirada es capas de intimidar hasta a el más valiente. Un gran Ceo que se ganó el respeto de muchos a través de los años, toda una influencia y el pilar más importante de la sociedad actual. Ese imponente macho Alfa...

Estaba a nada de llorar por dejar ir a su cachorro por primera vez a la escuela.

No podía evitar ponerse sensible cuando se trataba de su amado hijo, que este se aleje de él por horas completas en un ambiente desconocido, rodeado de personas desconocidas.

La idea le aterraba.

Muy diferente al mayor. El pequeño niño de 5 años estaba más que encantado con la idea de ir a una escuela. Toda la educación que recibió en sus cortos años de vida fueron desde casa e ir a un lugar lleno de niños con los cuales jugar y convivir le llamaba mucho la atención a Jeon Jeonmin.

El castaño estaba a nada salir corriendo. Quería conocer la institución y comprobar con sus propios ojos si era cierto lo que su padre le dijo acerca de un gran patio con muchos juegos pero sobre todo, estaba ansioso por hacer amigos con los cuales divertirse, lamentablemente el pequeño no podía hacer ninguna de esas cosas aún ya que estaba teniendo un pequeño problema al querer que su padre lo suelte.

—Papá.

—Solo... Un poco más—Pidió con la voz a nada de quebrarse.

—Esa señora nos está viendo raro.

Jungkook levanto la vista hacia la puerta de la institución donde una señora regordeta que reconoció como la directora tenía una ceja arqueada y una expresión de incredulidad dirigida a ellos.

Gruñó. La mujer parece haber entendido el mensaje porque se dió vuelta sin más y desapareció entre los pasillos.

—Papá, todos los niños entraron ¿Puedo ir con ellos?—Jeonmin miro a su padre haciendo un pucherito que derritió el corazón del mayor.

Contuvo las lágrimas que se asomaban por las esquinas de sus ojos y suspiro derrotado dejando libre a su cachorro del fuerte abrazo que lo estuvo reteniendo por 15 minutos.

Sostuvo al niño del brazo cuando esté hizo amago de irse. El pequeño castaño suspiro y le dió una mirada aburrida a su, según él, dramático padre.

—Espera, escúchame—Dijo seriamente.

—Esta bien—Suspiro.

—Si pasa algo por más mínimo que sea llámame, ya te enseñe a usar el celular que te obsequio el ridículo de tu tío. Ten cuidado cuando vayas a jugar, recuerda lavarte las manos, tu almuerzo está en tu mochila y quiero que comas todo lo que te prepare, si quieres ir al baño díselo a tu maestra y si tienes que-

—Papi, ya entendí—Lo interrumpe—Si pasa algo te llamo y si quiero algo se lo digo a la maestra.

—Bien...—Jungkook escaneó con detenimiento a su hijo.

El niño era una perfecta mini copia suya. Desde sus grandes y brillantes ojos expresivos hasta sus pequeños y finos labios con un pequeño lunar debajo de estos. Aunque lo que más destacable de su cachorro en si era su inteligencia.
Jeonmin a sus cortos 5 años, tenía un intelecto demasiado avanzado para un niño de su edad. Si, era un prodigio.

Un último abrazo y un beso en la mejilla lo trajo a la realidad. El alfa vio la espalda de su cachorro desaparecer entre las grandes puertas de la institución y por fin dejo de retener sus lágrimas.

Algunos pensaran que su reacción era exagerada e impropia viniendo de un alfa, pero no para Jungkook quien tuvo que jugar dos papeles en la vida de Jeonmin.

¡Tu eres mi papá omega! • KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora