Capítulo 17: Golpes

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Scarlett

Al llegar a cas entré corriendo, no quería hablar con mi padre o verlo a la cara.

—¡detente! – lo escuché exigirme y sentí como me agarró fuertemente de cabello para que no avanzara un paso más.

—no tienes ni un derecho sobre mí, no después de haber destruido esta familia. – respondí molesta y me tiró contra la pared, lo que provocó que me golpeara la espalda.

—¡a mí me respetas! – gritó y levantando su mano estampó una bofetada en mi rostro.

—no tengo que darle respeto a alguien que no lo merece. – agregué y entonces sentí sus manos sobre mi cuello.

—¡no vuelvas a poner en peligro mis negocios – gritó de nuevo!

—me est.... Estas asfixiando... — dije con dificultad, él me estaba presionando fuertemente el cuello.

—poner peros a la comida, querer pasarte de lista burlándote de lo que digo... — añadió lleno de rabia y procedió a tirarme al suelo con todas sus fuerzas. —eres una ignorante, tu chiste podía haberme costado un socio. –

—vete de mi casa... — escuché un grito, era mi madre quien con dificultad bajó las escaleras. —¡lárgate de mi casa! – volvió a gritar y lanzó una botella de licor que calló sobre la cabeza de mi padre.

—¡maldita zorra! – volvió a gritar él y salió de la casa dando un portazo.

—¿y tú que haces en el suelo tonta? – me dijo; su voz se oía extraña por la cantidad de alcohol que tenía en las venas; desde aquel día mi madre no ha hecho otra cosa que no sea llorar, alcoholizarse, drogarse y traer hombres extraños a la casa con los que se acuesta y se marchan al siguiente día.

De repente sentí algo frío en mi mano.

—winnie – dije casi entre lágrimas. —te extrañé. –

—¡ese maldito perro no ha dejado de llorar por ti, aliméntalo! – volvió a gritar y se metió a su cuarto, al parecer había alguien más dentro.

Intenté levantarme y caminar a mi cuarto, pero caí al suelo al tropezarme con algo en el suelo y entonces sin poder evitarlo las lágrimas se apoderaron de mí. Sin embargo, no puedo quedarme a llorar aquí, debo levantarme y seguir.

—vamos pequeño... — le digo y camino hacia mí el cachorro me sigue.

Cierro la puerta de mi cuarto y las lágrimas vuelven a salir a flote, me siento miserable, me siento estúpida. ¿A caso todo esto es mi culpa? ¿acaso merezco todo esto? ¿acaso hice algo mal?

Con el alma llena de rabia y de la desesperación tiré todo lo que había en mi cómoda, el estruendo que provoqué hizo que winnie se esconda debajo de la cama.

Que feo es este sentimiento de tener algo atorado en la garganta.

—¡aaaaaaa! – grito desesperada y tirándome al suelo me agarro fuertemente el cabello y clavo las uñas sobre mis brazos al abrazarme a mí misma.

No quiero seguir viviendo así. Luego winnie se acercó a mí acostándose sobre mi regazo.

—perdóname, no debí dejarte solo con esa mujer. – lo abrazo fuertemente, winnie era mi único refugio en esos momentos.

No tengo la menor idea de qué hora es, mis oídos escuchan un ruido extraño al fondo, uno muy agudo.

—¡Scarlett! – los gritos de mi madre son realmente desesperante, por su tono de voz supongo que está con resaca.

—¡voy! – respondo tratando de despertarme. —esto es un asco. – digo mientras camino cuidadosamente por el pasillo de mi casa, había olor licor por todos lados y había muchas cosas tiradas en el suelo.

¿Todo fue un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora