Axel
Entre risas y bromas pasaba el tiempo, era un bonito domingo, uno de esos que vale la pena disfrutar cada segundo, uno de esos donde te sientes feliz y caminas con la mente en paz. Aunque de todas formas hay algo que me preocupa ¿Cómo puedo ayudarla si ella es tan reservada? No entiendo porque trata de evitar contarme las cosas, supongo que aún no está lista para hablar y no la culpo, después de haberla visto en sus peores facetas creo que al menos puedo entender que ella no necesita que nadie la entienda, solo necesita a alguien que esté para ella cuando lo necesite, solo necesita un hombro en el que apoyarse a llorar, a alguien que la abrace sin juzgar.
Se ve tan tierna jugando con winnie.
—es hora de que vayamos a mi casa. – la escuché y como reaccionando de un trance sacudí mi cabeza.
—claro. – respondí mientras la miraba con ternura, supongo que el atardecer también tiene un efecto colateral sobre ella.
—debes cenar en mi casa, mi mamá dijo que cocinaría y eso en sí ya es raro. – añadió mientras se estiraba. —todo es tan raro desde que se están separando. – susurró y su mirada se desvió hacia el cielo.
—¿cómo está tu mamá? – pregunté tratando de no sonar impertinente.
—hoy está... — respondía. —hoy está mejor. – dijo dudando y procedió a empezar a caminar.
—ella es valiente y fuerte, ya verás que lo superará. – dije mientras la seguía y entonces de inmediato se dio la vuelta y empezó a caminar de espaldas para mirarme a los ojos.
—hasta los más fuertes y valientes se quiebran... — añadió. —hasta los más fuertes y valientes se caen, después de todo son solo seres humanos... — se volvió a dar la vuelta para caminar como una persona normal, pero sus palabras me dejaron pensando y es que tenía absolutamente toda la razón.
Después de un rato llegamos a su casa, pero ella se detuvo bruscamente al ver el auto de su padre estacionado fuera.
—¿qué hace él aquí? – dijo. —Axel espérame aquí afuera con winnie, iré a ver que está pasando. – volvió a decir, pero su voz era una mezcla entre rabia y decepción.
Scarlett
Entré a mi casa rápido y dejé afuera a Axel, no tengo idea de que hace mi padre aquí, pero sé que no es para nada bueno. No sé si tendré el valor para verlo a los ojos después de haber presenciado lo de antes, pero lo que sé es que no dejaré que pisoteé a mi madre como un trapo sucio.
—¡qué significa esto! – escuché gritar a mi padre en la sala.
—¿no sabes leer? – respondió mi madre. —son los papeles del divorcio. –
—Eso lo sé. —respondió mi padre lleno de rabia. —lo que no entiendo es como tienes el descaro de poner como condición que estas empresas son tuyas y que no tengo derecho a reclamar centavo alguno de ella... —
—tú no te quedarás con lo que yo he construido con mi esfuerzo. – respondió mi madre de forma segura.
—¡claro que puedo! – gritó Roberts. —nos repartiremos todo mitad y mitad como manda la ley –
—no te daré nada de lo que es mío – protestó ella.
—si sigues así le mostraré al juez pruebas de que te has embriagado y traído hombres a la casa cuando tu hija estaba presente y te acusaré de mala madre y perderás incluso la potestad sobre ella. – al escuchar esa amenaza se me revolvió el estómago ¿enserio es tan miserable como para hacer eso?
—te lo repito... — continuó mi madre. —tú te quedarás con tus empresas y yo con las mías y en cuanto a Scarlett, ella tiene 17 años, ella escogerá con quien quiere vivir y te aseguro que no es contigo. – en ese momento mi padre pasó a lado mío sin siquiera mirarme y cruzó la puerta, entonces corrí tras él.
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¿Todo fue un sueño?
Novela JuvenilEl acoso escolar y los problemas familiares son dificultades a las que Scarlett está acostumbrada a enfrentar mientras las sufre en silencio con el único apoyo de Sofi, su mejor amiga, pero ¿Qué tan mal puede terminar el acoso escolar? ¿puede alguie...