Capítulo 4: Un lugar escondido

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Axel

Resulta que además de cerebrito también es buena escondiéndose, no le veo el caso, de todas formas, me tendrá que dar cara cuando nos reunamos para hacer el proyecto de la Profesora Gisela.

¿Dónde estás?

Enserio estoy intentando no ser un patán con ella, pero no colabora, es demasiado insoportable. Solo dije un pequeño comentario, no pensé que le molestara tanto. Pero qué frágil resultó ser.

—no le veo caso buscarla. — renegué mientras soltaba un suspiro de resignación. —

—tú fuiste el imbécil, ella te hace la tarea y tú las tratas de tonta. — me respondió Fabian molesto.

—cualquiera diría que te gusta. — renegué.

—cualquiera diría que te gusta a ti. — se defendió. — desde pequeño solo he vivido con mi madre, mi papá se marchó por unos cigarros y no volvió. — lo último lo dijo en tono de burla. —el punto es que cada que veo que tratan mal a una chica, me imagino que es mi madre y eso es desagradable, así que compórtate o la próxima te partiré la cara por grosero. —

—lo siento — me disculpé.

—no sé qué te da cada que Tamara se acerca, pareces otra persona y no una linda persona. — me volvió a retar.

—Fabian, el receso terminará en 15 minutos. — me defendí. — igual la veremos en clase de Pobeda. —

— ¿ahora hablas de la profesora como si fuera tu hermana? — se burló sarcástico. — dime que no eres de esos tipos idiotas. —

—no, no lo soy. — rezongué.

—juraría que sí. — respondió con un gesto cómico de ironía en su rostro.

Seguimos caminando por el colegio, al parecer era más grande de lo habitual, el objetivo era encontrar a Scarlett, pero no la veíamos por ninguna parte, entonces decidimos regresar al salón.

—esto debe ser una mala broma. — renegué. —caminamos todo el colegio para que ella esté sentada en la vereda conversando con su novio —

—no es su novio. — agregó Fabian con un gesto de desagrado. —ese cabeza de algodón es mi hermano. — refiriéndose a aquel muchacho alto y de cabello rizado que estaba sentado al lado de Scarlett, ambos estaban riendo, parecían llevar una buena conversación y lo más extraño es que todos, absolutamente todos, incluyendo los que estaban en salones un poco más lejos, los observaban, como si fueran la gran noticia del día.

— ¿por qué todos los miran así? — inquirí confundido.

—mi hermano es el capitán del equipo de futbol del colegio. — me respondió nada orgulloso. —y si algo nos diferencia es que él es un casanova y yo no.

— ¡ey! — gritó Leo y se acercó a nosotros. —parece que tu hermano se fijó en —

—no lo digas, por favor. — lo interrumpió Fabian. —créanme, no quiere nada más que utilizarla. —

— ¿no que los casanovas no son el tipo de Scarlett? — preguntó José haciendo referencia a cuando Sofía dijo que yo no era el tipo de chico que le atraen a Scarlett.

—entendí la indirecta. — me burlé.

— ¿lo vamos a impedir? — volvió a preguntar Leo.

— ¿para qué? — pregunté sin interés alguno.

— tu no lo has notado ¿verdad? — añadió José y lo observé con curiosidad.

— golpes en el rostro, la embarran de pintura y la encierran en un granero o bodega, como sea que le llamen. — añadió Fabian y recordé las cortaduras en su muñeca.

¿Todo fue un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora