Scarlett
Era gracioso como intentaba calmar a los niños con chistes, luego se acordó que estaba disfrazado de príncipe y empezó a usar su personaje a su favor.
—mira nada más... — escuché detrás de mí y rogué al cielo que esa voz fuese de otra persona.
—Tamara... — saludé sin muchos ánimos.
—interesante. – comentó dándole una ojeada a la decoración de afuera. —muy ñoño de tu parte, como es de costumbre claro. –
—¿a qué has venido? – pregunté sin muchos ánimos.
—venía a ver la gran exposición de la que todos hablaban. – comentó en tono de burla.
—genial, ya puedes irte. – respondí sin darle mucha importancia.
—¿Cómo está tu querida madre? – preguntó y la miré fijamente. —ups... — se burló. —es cierto se murió. – la escuché reír.
—¿y tu papá? – pregunté y su risa se borró en un parpadeo. —déjame en paz. – agregué.
—no te hagas la lista conmigo. – me advirtió tocándome la barbilla por lo que quité mi rostro.
—vete. – insistí.
—supongo que te sientes tan valiente porque tu querido padre ya salió de la cárcel – ese comentario me hizo sentir un escalofrío en mi cuerpo.
—no sé qué tramas, pero detente ¿no te basta con haberme destruido todos mis años de colegio? – arremetí molesta.
—me molesta tu existencia, Scarlett. – su tono era frío y lleno de rencor, pero ¿rencor? —estoy harta de ti y de tu rostro, de todo lo que tiene que ver contigo. – esas palabras estaban llenas de resentimiento. —voy a destruirte a ti y a todo lo que amas... — me decía con su mirada fija en mí, puedo saber que sus intenciones son ciertas, el brillo de sus ojos es tan intenso y desconcertante.
—¡ey! – escuché. —¿y tú que quieres? – protestó Leo quién llegaba de terminar su guía.
—ya llegaron a defenderte. – añadió Tamara y volteó los ojos.
—porque no solo te largas, nos estorbas. – insistió Leo.
—haberte hecho amigo de esta ñoña será tu peor pesadilla. – lo amenazó.
—oye tu problema es conmigo, deja a Leo fuera de esto. – intervine.
—Leo, Sofia, Fabian, José y hasta Axel... — continuó. – no descansaré hasta que todos te odien como yo te odio a ti. – luego se marchó.
—joder ¡Estas loca! – le gritó Leo y ella le mostró el dedo del medio en señal de grosería. —¡estás bien? – preguntó mirándome a lo que yo solo pude responder soltando un gran respiro.
Eran alrededor de las 11pm, ya no quedaba nadie y estábamos riéndonos de absolutamente todo y nada a la vez, sin embargo, sus palabras no salían de mi mente.
"No descansaré hasta que te odien"
—¿en qué piensas Winnie? – su pregunta me hizo volver de mi transe.
—en nada. – respondí sin mucho esfuerzo y entonces me di cuenta de que Sofia y Fabian estaban jugando a que eran dos personas en un baile medieval. —que tiernos... — agregué.
—¿bailamos, José? – escuché a Leo.
—¿los sacerdotes bailan? – le respondió risueño.
—pues sí mira. – añadió Leo con gran sarcasmo y procedió a bailar algún tipo de ritual del que desconocíamos el nombre.
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¿Todo fue un sueño?
JugendliteraturEl acoso escolar y los problemas familiares son dificultades a las que Scarlett está acostumbrada a enfrentar mientras las sufre en silencio con el único apoyo de Sofi, su mejor amiga, pero ¿Qué tan mal puede terminar el acoso escolar? ¿puede alguie...