Capítulo 30: ¿De quién es la culpa si no está la luna?

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Axel

—Scarlett detente. – digo mientras la persigo por la orilla del mar, el viento la abrigaba y supongo que eso la hacía embriagar más, o bueno, a mí el frío me estaba haciendo marear.

—¡soy libre! – la escuché gritar mientras daba saltitos y chispea gotas de agua con sus pies en la orilla. —deja de preocuparte Axel. – vuelve a decir. —solo se libre... — definitivamente el alcohol tenía un efecto extraño sobre ella, pero aun así me parecía gracioso y adorable.

—vamos Scay... — me quejo algo risueño.

—¿estás loco? – me dice en voz baja y veo como sus ojos se empiezan a llenar de lágrimas.

—¿Scarlett? –

—al fin... — añade mientras la veo recibir sublimemente el viento frío en su rostro. —al fin puedo respirar... — me asombro al escucharla, de todas formas, sé que no está pasando por un buen momento. —¿crees que ella me esté viendo? – me pregunta mientras mira el cielo.

—es seguro que sí. – respondo mientras la veo con nostalgia.

—¡lo siento mamá...! — vuelve a gritar. —no puedo ser perfecta – una lagrima rodó por su mejilla. —pero te necesito... — pude sentir un nudo en la garganta. —¿por qué te fuiste? ... — reclamó al viento.

—Winnie rosa... — digo y suspiro.

—espero que al menos tu ya seas feliz... — pronunció y la observé adentrarse más al mar.

—¡Scarlett es muy tarde para bañarte en el mar! – le grito con esperanzas de que salga, pero entonces a lo lejos se empezó a escuchar una canción, era "The Nights" de Avicii y como si fuese un chiste de mal gusto cambió su estado de ánimo, como si fuese un chasquido y empezó a bailar y cantar.

—One day, you'll leave this world behind, So live a life you will remembe, My father told me when I was just a child. These are the nights that never die. My father told me... — admito que oírla cantar y verla dar saltitos es lo más gracioso que he visto. —¡que esperas Axel! – añadió y se acercó a mi para hacerme meter los pies en el mar y luego empezó a brincar otra vez. —solo déjate llevar por la música – me dijo y como si me moviera en automático simplemente empecé a saltar y a cantar con ella.

En medio de nuestros saltos y coreadas un sonido proveniente de mi bolsillo interrumpió el momento.

—¿sucede algo? – me preguntó mientras tomaba aire, sus ojos estaban llenos de un brillo extraño pero hermoso, un brillo que parecía estarme hipnotizando.

—nada, solo es mi mamá que me envió como 30 mensajes de algo. – digo risueño mientras la sigo contemplando.

—¿de reclamos o de feliz cumpleaños? – me dice y me sorprendo de que aún en este estado lo recuerde. —¡feliz cumpleaños Axel! – me dice contenta. —¡feliz cumpleaños Romeo impostor! –

—¡aaaaa tu estas locaa! – le digo en reacción a su forma tan peculiar de felicitarme y entonces empiezo a correr lejos de ella. —¡te toca atraparme Winnie! –

—¡no me gusta jugar a eso! – la escucho reclamarme y la miro ya algo distante y me parece tan pequeñita, adorable. —¡Espérame! – me dice y empieza a correr hacia mí y de repente en un impulso que me sale del corazón empiezo a correr directo a ella en automático.

De un solo salto abrazó mi cintura con sus piernas y yo abracé la suya con mis brazos, algo así como cargar a un niño pequeño.

—¿ahora no quieres caminar? – le pregunto risueño, pero ella solo me abraza. —¿Scay? – entonces siento lágrimas caer sobre mi hombro, supongo que el dolor de su alma no se fue ni siquiera con el alcohol, supongo que sus heridas son más profundas de lo que pensé.

—estoy bien. – dice y procedo a bajarla despacio. – lo siento. – me dice apenada y puedo notar en sus ojos la impotencia, el miedo y la confusión.

—Scay. – digo firmemente. —si necesitas desahogarte aquí estoy para ti. – acaricio su mejilla y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo justo en el momento en el que sus ojos se clavaron en los míos; como quisiera ser yo quien sienta ese dolor, no sabes cuanto daría por poder cambiarlo todo y que no te sientas así.

—todo es... — pronunció y procedió a apartarse de mí y a sentarse en la arena. —Axel, me siento miserable. – sus palabras me daban tristeza, pero no de pena, era una tristeza diferente, algo así como el sentimiento de remordimiento de no poder ayudar a alguien por más que lo deseas.

—te admiro, sabes... — le digo y me siento a su lado, pude sentir su mirada llena de asombro ante mi frase. —no sé dónde sacas tantas fuerzas, porque te juro que me imagino el dolor que sientes y de tan solo pensarlo me agobio, siento que... —

—que no puedo más. – me interrumpe y veo como las lágrimas recorren su rostro. —todo es tan confuso. —agrega. —alguien entro a la ca... casa y de repente despierto en hospital con la noticia... la noticia de que mi madre había muerto en un accidente de tránsito por intentar ir a mi rescate. – sus palabras se entrecortaban y su voz se perdía entre las lágrimas. —cuanto daría por ser yo quien esté en su lugar. – sus últimas palabras me sacaron de lugar, definitivamente no puedo ni imaginarlo.

—estás loca. – digo molesto y me levanto, entonces me mira confundida. —no sabes lo jodido que se sentía estar afuera y ver tu casa en llamas sabiendo que estabas adentro. – le reclamo enfadado, entonces se levantó y me miró a los ojos. —¡Scarlett no tienes la menor idea la impotencia que sentía! Nadie hacía nada, por Dios es que si te hubiese pasado algo... — y entonces me callo, mis reclamos no tienen sentido, trato de respirar profundo para controlar mi rabia ante su comentario.

—lo se. – me responde y da un paso al frente para tenerme más cerca. —Axel, lo se. – sus ojos estaban rojos y cristalinos. —lamento no cumplir tus expectativas y valorar "la segunda oportunidad de vida" que tengo. – añadió y sentí que la rabia en mi pecho empezó a marcharse. —sé que arriesgaste tu vida y te lo agradezco... — al parecer el efecto del alcohol había empezado a irse. —pero ¿cómo se supone que me sienta ante la perdida de mi madre? – su pregunta era lógica, entonces agachó la cabeza y sonrió. —lamento haberte puesto en riesgo por nada. – se dio la vuelta y empezó a caminar lejos de mí.

Sentía un nudo en el pecho. Quería abrazarla, protegerla, quería...

Entonces empiezo a seguirla.

—¡Scarlett! – grité, pero me ignora y sigue caminando. — ¡Scarlett espera! – entonces la veo voltearse, estaba llorando otra vez.

—déjame sola, iré por otr... —

Sus labios estaban fríos, supongo que por falta de cariño.

—si te dije eso es porque me vuelve jodidamente loco la idea de que te suceda algo. – le digo mientras me separo unos segundos de sus labios para hablarle. —no quiero ni imaginarme el hecho de que tú no estés. – el contacto visual que teníamos era confuso y lleno de suspenso. —que me falte el aire, pero no tu. – coloco mi mano detrás de su cabeza para sostenerla sutilmente y vuelvo a besarla mientras la abrazo con mi otro brazo y ella... ella correspondió el beso estirándose de puntillas y abrazándome por encima de los hombros.

¿Todo fue un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora