Capítulo 23: El imbécil

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Axel

No puedo dejar de ver el asiento de Scarlett, las clases sin ella son exageradamente aburridas, extraño escucharla responder las preguntas que hacen los profesores y lo peor del caso es que todos los maestros hablan de ella como si ella fuese una delincuente. Es lo único que está bien en este maldito lugar y hablan así de ella, enserio me sentía molesto.

—¿Qué tienes? – me preguntó Leo acercándose sigilosamente para que la profesora no nos llamara la atención.

—nada. – respondí sin ánimos y observé con nostalgia el pupitre de Scarlett mientras venían a mi mente las imágenes de la discusión de ayer.

—¿Qué no es obvio? – escuché a José decirle en el oído a Leo. —extraña a Scarlett. – añadió en un tono de voz lo suficientemente alto para que Fabian y yo escuchemos.

—a lo mejor solo está molesto porque no sabe con qué camisa ir el viernes a la fiesta de Tamara. – comentó Fabian en tono de burla para molestarme.

—¿nunca me vas a dejar de molestar con eso? ¿verdad? – pregunté en voz baja y mis amigos aguantaron la risa.

"Se supone que eres mi mejor amigo y hoy no estuviste a mi lado"

Aquellas palabras no dejaban de rodar mi cabeza, me sentía mal, pero exageradamente mal y me sentía aún peor cuando recordaba sus ojos llenos de decepción al decirme aquello.

—¿en qué piensas tanto? – me preguntó José. —tienes distraído toda la mañana. –

—ojalá sea el remordimiento — añadió Sofía mientras pasaba y salía del aula para ir al baño, supongo que ahora me odia. Genial, la novia de mi mejor amigo me odia.

—solo no le hagas nada a Scarlett y no te mataremos. – me dijo Fabian con una risa ingenua, sé que él bromea, pero Sofía no.

—¿y si vamos a la cafetería después de clases? – preguntó Leo. —quiero ir. –

—yo no – respondí sin ánimos.

—no seas aguafiestas. – añadió Fabian. —vamos todos y de paso compras el café favorito de Scarlett y se lo llevas a su casa, quizás así te perdone. –

—aaaaaaaaaaaaaaaaaaa – me quejé y en ese momento nos dimos cuenta de que la maestra se había quedado en silencio observándonos, por lo que nos callamos y volvimos a prestar atención.

A la salida los chicos me llevaron a rastras a la cafetería, hoy no ando en la motocicleta porque mi papá la llevó al taller, Loren anda de mal humor también.

—no seas aburrido. – me decía José quien iba a mi derecha.

—es que como no viene Scay — continuaba Leo que iba a mi izquierda y todos rieron.

—deja de ser tan idiota con ella o yo te dejaré sin ojos. – me amenazó Sofía que iba de copiloto y Fabian manejaba.

Después de tanto cargosear y molestarme al fin habíamos llegado al estacionamiento cerca de la cafetería, el que está por el parque.

—¿enserio vamos a la cafetería? – pregunté un poco molesto, la verdad no tenía ánimos de absolutamente nada.

—¿ese no es el auto de Cristian? – escuché a Sofi.

—creo que sí, pero la ciudad es grande y aquí siempre viene mucha gente. – respondió Fabian mientras cerraba su carro.

—entonces caminemos rápido porque a quien menos quiero ver es a él — dije con un gesto de desagrado.

—¿por qué te cae tan mal? – me preguntó Fabian casi risueño.

—¿Qué, por qué? – insistió Sofía. —es obvio —

¿Todo fue un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora