Capítulo 31: De regreso a la realidad

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Axel

—joder... — me quejé mientras me sentaba.

—buenos días... — me dice en tono agradable y risueño.

—¿Fabián? – pregunto mientras sobo mi cabeza, siento el cuerpo entumecido y un dolor horrible como si el cráneo se me partiera en dos.

—Pues sí. – se ríe y bebe de su café. – a quién querías ¿a Scarlett? –

—no molestes ahora... — me sentía perdido, aturdido y con dolor en todo el cuerpo. — ¿qué pasó? – pregunté tratando de recuperarme.

—como que qué pasó. – me responde indignado.

—solo recuerdo que estábamos tomando y vaya que tomamos mucho, me siento fatal...— respondí sin mucho esfuerzo, su cara estaba congelada, no sé por qué, pero parecía indignado a mi respuesta.

—¿nada de nada? – volvió a preguntar con más insistencia.

—¿nada de nada qué? — volví a inquirir confundido y me tiré de nuevo en el suelo.

—vuelvo... — agrego y salió algo confundido de nuestra carpa.

—¿hice algo malo? – me rasco la cabeza tratando de hacer memoria, imágenes vagas llegan a mi cabeza, un feliz cumpleaños de Scarlett y...

Me senté de golpe.

—no no no... deben ser solo los estragos del alcohol. – sacudo mi cabeza y la misma imagen un poco escasa llega a mis pensamientos. —¿eso pasó? – siento como el corazón se me acelera. —no, definitivamente eso no pasó. No podría... ella es mi mejor amiga... — hablaba para mí mismo tratando de convencerme. —¿todo fue un sueño? – toqué mis labios, admito que se siente como si hubiese sido realidad ¿o lo fue?

Scarlett

Que mala decisión la de tomar irresponsablemente y sin medidas, me río en medio de mis pensamientos, me duele hasta el último hueso de mi cuerpo.

—¿reviviendo? – me pregunta mi mejor amiga.

—tus tomas y duermes, yo hago desmadre. – argumenté cansada.

—¿me vas a contar? – me preguntó mientras me pasaba una taza de café que Dios sabe y de dónde la sacó.

—¿contar qué? – pregunté aún sin reaccionar y entonces sacó su celular y me mostró una foto, al verla escupí el café y casi muero asfixiada.

—¡de dónde la sacaste! – entonces empezó a reírse.

—la tomó Fabián en la madrugada. – respondió riéndose. —así que teníamos que darles alcohol, que intenso estuvo el ambiente mientras dormía. –

—buen día señoritas... — escuché decir a Fabian mientras entraba a la carpa, se sentó junto a mi mejor amiga y me miró con picardía, por lo que me puse roja al instante. – no puede ser pareces un tomate – mientras se reía a todo pulmón.

—¡aaaah no molestes! – procedí a tirarle un abrigo que encontré cerca y luego de reírse un rato su rostro se tornó serio como si se hubiese arrepentido de algo, —¿Qué te pasa? – pregunté y desvió su mirada al piso, no tuvo que decir algo para comprender. —mmm entiendo. –

—¿qué cosa? – preguntó Sofía perdida. —yo no entiendo, compasión por favor... — exigió.

—no recuerda nada ¿verdad? – pregunté dando un respiro profundo y respondió moviendo negativamente su cabeza.

—¡qué! — se alarmó Sofi.

—no importa, es mejor así. – respondí restándole importancia.

—Scay... — escuché lamentarse a Fabi.

¿Todo fue un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora