Axel
¿Dónde puede estar?
Definitivamente cuando quiere esconderse es la mejor haciéndolo.
—¿a quién buscas? – me preguntó Fabian mirándome confundido. —llevas revisando la escuela con la mirada desde que llegaste. –
—a Scarlett. – respondí un poco temeroso.
—¿por? – volvió a inquirir aún más confundido.
—digamos que ayer hice algo malo. – me escusé rascándome la cabeza.
—cagarla es algo habitual en ti. – añadió riendo y lo observé con un gesto de desaprobación. —pero que es lo que ven mis ojos... — volvió a decir mi amigo con un brillo en su mirada particular.
—¡Fabi! —respondió Sofi saludándolo con un abrazo y un pico.
¡Me empalagan!
—¿te sucede algo? – me preguntó la chica mientras yo seguía recorriendo la mirada en el lugar.
—¿sabes dónde está Scarlett? – pregunté sin rodeos.
—¿te sucede algo? – volvió a preguntar sorprendida y confundida. —está detrás de los edificios, debajo del árbol de guayacán, cuándo quiere estar sola siempre va a ese lugar.
—ok, gracias. – respondí y corrí hacia los edificios, no me sorprendía. Eso quedaba prácticamente lejos de la mayoría de las aulas, esos edificios eran los laboratorios y casi siempre estaban vacíos.
Dado que aún eran los juegos deportivos no teníamos la obligación de permanecer en el aula, por lo contrario, se nos prohibía entrar a ellas y se nos obligaba a participar en las actividades que planificaba el colegio.
¡Allí estás!
El árbol de guayacán estaba totalmente florecido, algo muy raro en esta época del año, sus flores amarillas lo hacían ver delicadamente hermoso y sí, debajo de su sombra estaba ella; recostada en el césped verde del suelo, cubierta con los pétalos amarillos que caían del árbol, el suelo en sí estaba repleto de ellos. Caminé hacia ella de forma sigilosa, pero sé que ella sabe que yo estoy aquí. Cuidadosamente me recosté junto ella del lado contrario, solo nuestras cabezas quedaban una alado de la otra, ella no me miraba, por contrario tenía sus ojos cerrados y los audífonos en sus oídos, supongo que será difícil disculparme mientras ella decide ignorarme.
—¿qué quieres? – la escuché, pero lo único que movió fueron sus labios, esos lindos labios color durazno.
—¿puedo escuchar música contigo? —pregunté mientras la observaba, tenía una expresión triste en su rostro. Ella asintió con la cabeza y yo me coloqué el auricular que correspondía a ese oído.
—don't let me dowm... — es una música hermosa, pero entiendo el mensaje, o eso creo.
—don't let me down. – la oí susurrar y pude observar como una lágrima rodó involuntariamente por su mejilla, levanté la mano y la sequé.
—no lo haré...— respondí sabiendo que ella no diría nada más, por un impulso le di un beso en la frente. —lo siento... —
—tonto. – me dijo y sonrió, solo pude reír ante su comentario.
El viento empezó a soplar, se la veía tan triste y no se desde cuándo, pero como detesto verla así.
—¿te quedarás aquí toda la jornada? – pregunté curioso, no la iba a dejar deprimirse en ese lugar.
—no lo se. – respondió sin emoción alguna. —aún es temprano y para ser honesta no quiero volver a casa. –
—¿sucede algo malo? –
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¿Todo fue un sueño?
Roman pour AdolescentsEl acoso escolar y los problemas familiares son dificultades a las que Scarlett está acostumbrada a enfrentar mientras las sufre en silencio con el único apoyo de Sofi, su mejor amiga, pero ¿Qué tan mal puede terminar el acoso escolar? ¿puede alguie...