Capítulo XIX

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— ¿Ya llegamos? — André se quejó desde el asiento trasero del nuevo Mercedes Benz que Yoongi había comprado sólo para dar cabida a su viaje familiar a Daegu.

Yoongi, usando su mano derecha, ajustó el espejo retrovisor para echar un vistazo a su hijo, que se veía muy aburrido en el asiento trasero.

— Ya casi llegamos — Yoongi le prometió a André, pero su hijo seguía quejándose.

— 10 minutos... 11 como máximo — Jimin respondió por su marido cuando vieron el cartel que decía 'Bienvenido a Daegu'.

— ¡Pero tengo hambre Papá! — André exigió y ligeramente pateó la parte posterior del asiento de su papá, no demasiado fuerte como para que su papá se enojara con él, pero lo suficiente como para llamar su atención.

Jimin se inclinó hacia adelante para tomar la bolsa de André bajo su asiento y sacó dos sándwiches de pollo que había preparado esa mañana. Medio desenvolvió uno y se dio la vuelta de su asiento para darle a André.

— Toma bebé, come esto primero. Cenaremos una vez que lleguemos, ¿de acuerdo?

André le respondió al tomar el bocadillo de su papá y se comió su comida favorita.

— ¡Gracias papá! — dijo con la boca llena de comida.

— André, no hables cuando tu boca está llena. — Jimin lo regañó, pero no pudo evitar sonreírle a su hijo.

André solamente le sonrió, y luego continuó devorando el sándwich.

— ¿Qué hay de mí? — Yoongi se quejó desde su posición en el asiento del conductor.

Jimin lo miró juguetonamente y desenvolvió el segundo sándwich. Cuando Yoongi intentó tomar el bocadillo de su mano, Jimin lo golpeó.

— Ah ah ah... estás conduciendo, cariño.

— Pero tengo hambre... — Yoongi se quejó, dándose cuenta de lo que Jimin quería hacer por él. A pesar de que habían estado viviendo juntos durante más de 3 semanas, a veces se le olvidaba lo cariñoso que su marido era, o mejor dicho, todavía no se acostumbra a ello. Había estado solo durante cinco años y tener ese tipo de gesto hacia él era tan extraño.

Jimin se desabrochó el cinturón de seguridad, se volvió hacia Yoongi y se acercó más a él.

— Es por eso que estoy aquí, — dijo Jimin y trasladó la merienda hacia los labios de Yoongi, — Te voy a alimentar. — Jimin le susurró de manera sensual, para que su hijo, que estaba ocupado comiendo en el asiento trasero, no lo escuchara. Yoongi intentó volver la cabeza hacia Jimin, pero la suave mano de su marido no se lo permitió. — Los ojos en la carretera, — oyó susurrar a Jimin y Yoongi no pudo evitar la sonrisa que se formó en sus labios. Le dio un mordisco al sándwich de pollo y un segundo después sintió un pulgar rozando la comisura derecha de sus labios magullados.

Los labios que sólo debían ser magullados por los labios y los dientes de su marido, pero a causa de su torpeza, había dejado que Hoseok dañara los labios que sólo su marido tenía derecho a tocar.

*Toc toc toc*

Tres golpes furiosos hicieron que el hombre se levantara.

Ya voy, ya voy, Hoseok arrastró las palabras desde el interior. Abrió la puerta y su mano, con la que se frotaba los ojos soñolientos, le hizo incapaz de ver a sus visitantes. — ¡Caray! Es sólo las ocho de la mañana, qué mierd—.

Sea lo que fuera que Hoseok quería decir, fue cortado por un puño chocando en la mejilla derecha.

— ¡Qué mierda! Se tambaleó por el impacto, apretando su mejilla dolorida. Cuando recobró el equilibrio, inmediatamente buscó al culpable y jadeó en voz alta cuando vio a su ex-novio de pie, furioso, en su puerta.

Want to want me. YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora