-𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔠𝔦𝔫𝔠𝔲𝔢𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔢-

523 58 2
                                    

Habían pasado dos semanas desde mi encuentro con Minho y cada quien ha estado siguiendo con su vida, claro que no se me olvidaba lo que quería lograr, tarde o temprano vería la manera de volver a cruzar al pelinegro en mi camino, pero por mientras, tenía que enfocarme en mi trabajo, que por cierto, no me había estado yendo tan bien, la mayoría de los pacientes ya tenían un psicólogo asignado y a mi, apenas me habían asignado dos — y tenía tres más, pero para aquellos sus citas eran por teléfono— es decir, solo tenía que presentarme en las dos horas que pasaba con mis pacientes y a los otros tres, podía atenderlos desde mi casa.

Tenía bastante tiempo y aquello me aburría, quería mantenerme ocupado para dejar de pensar en Minho y las malditas ganas de ir a buscarlo de una vez por todas. Y por eso, comencé a salir por las tardes a correr, así mataba el tiempo y hacía deporte, que era muy bueno para mi salud.

Tenía los audífonos inalámbricos puestos, adoraba escuchar música mientras corría, si no lo hacía me sentía extraño, me gustaba desconectarme del mundo por un momento. Ya le había dado tres vueltas a todo el parque y si que era cansado, pues cuando me detuve, no podía respirar muy bien. Estaba sudando y odiaba hacerlo, aunque era algo normal, pero odiaba sudar, me sentía sucio.

Me senté en una de las bancas para recuperar el aliento y secarme el sudor con una pequeña toalla, a mi lado había una chica de unos diecinueve años máximo, era muy bonita. Su mirada estaba fija al frente mientras mantenía una sonrisa enorme, entonces no pude evitar mirar hacia donde ella y entonces la vi.

A una pequeña niña jugando en el tobogán, era tan tierna y pequeña.

—¡Lia mírame!— le escuché gritar debido a que pausé la música— Pude subir solita.

—Ten cuidado, no vayas a caerte Hye— habló la chica dulcemente.

La pequeña bajó de ahí con cuidado para dirigirse hacía ella y cuando llegó, la abrazó por la cintura y escondió el rostro en sus piernas. Aquello era tan tierno que no pude evitar sonreír.

—¿Ya quieres ir a casa?

—¿Cuántas horas faltan para que llegué papi?— preguntó alzando la mirada y sonriendo enseñando sus pequeños dientitos.

—No muchas, Hye.

La niña me atrapó mirándoles y yo desvié rápidamente mi mirada. —¿Quién es él?

—Es un muchacho que está cansado de correr y se sentó para descansar.

—Yo nunca me canso cuando corro— la volteé a ver y ella me sonrió.

Era una niña tan preciosa.

—Con permiso— me levanté para irme pero la niña me detuvo.

—¡Olvidas tu cosa esta!

—Oh... cierto, mucha gracias— acaricié su cabello negro con una sonrisa y me di la vuelta para irme. No sé si fue alucinación mía o aquella pequeña me recordaba bastante a alguien, aunque en realidad no tenía idea a quien...

༻♡༺

—Aunque insistas, no voy a hacerlo—repetí por segunda vez—Yo soy psicólogo, no modelo.

—Por favor, no seas malo con tu amigo— insistió— Voy a pagarte el doble, lo prometo.

—¿El doble?— lo miré con recelo y él asintió— Bien, lo haré.

—¿De verdad?— preguntó muy asombrado.

Jaebum había estado insistiendo para que acepte modelar en una de sus sesiones fotográficas, ya que el modelo que había contratado le quedó mal a última hora y al parecer era urgente. A mi no me estaba yendo muy bien en el trabajo, así que... un dinerito extra no me caería mal, ¿no?

Si, yo era psicólogo, pero no pasaba nada si hacía una cosita tan insignificante como posar para una simple fotografías.

—¡Muchas gracias, Seungmin! me has salvado la vida... bueno, no tanto así, pero me has ayudado mucho.

—Si está bien— tomé mis cosas para salir de mi departamento junto a él. Entramos a su auto rumbo al lugar donde sería la sesión.

Según Jaebum yo era perfecto para esto, pues tenía un lindo rostro y buena figura, dijo que yo hubiese tenido mucho más dinero si habría escogió ser modelo y no psicólogo.

Y tal vez tenía razón, pero a mi me gustaba mi profesión, me apasionaba ser una persona que sabía escuchar y apoyar a los demás, porque mi trabajo es mucho más valioso de lo que las personas piensan.

Cuando una persona siente que le duele algo físicamente va con un médico, o simplemente para mantenerse saludable, ¿cierto?

Pues lo mismo es cuando sientes que te duele algo por dentro, es decir; en tu corazón y mente. Vas con un psicólogo para sanar y estar saludable emocionalmente.

La estabilidad emocional es muy importante y nunca debes dejar que esta nos abandone, aprender a controlar los sentimientos es la clave de la felicidad.

Y si, sé que están pensando... que yo debería aplicar eso conmigo mismo, pero es que si no fuese por el odio que siento, estaría completamente bien conmigo mismo. Una vez que haya destruido a Minho, seré completamente feliz.

Es una promesa conmigo mismo.

•••

Gracias por leer<3

novio toxico ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora