-𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔰𝔢𝔰𝔢𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔢-

444 47 12
                                    

Kim Seungmin.

No entendía porque desde hace varios días, Minho no me contestaba los mensajes y llamadas, se suponía que habíamos quedado bien, ¿no? le había dicho que le daría otra oportunidad, aunque claro, mis intenciones no eran buenas, solamente quería ilusionarlo para después alejarme por completo, pero al parecer no serían las cosas así, ¿qué es lo que había pasado?

Decidí no darle más importancia al asunto y despejar mi mente saliendo a correr, así que salí del departamento para dirigirme al parque y comenzar a trotar por todo el lugar. Las primeras vueltas fueron muy cansadas, pues tenía días que no hacía aquello, pero poco a poco fui retomando el ritmo, hasta que ya no podía respirar bien y me detuve para sentarme.

Por casualidad de la vida, que al parecer estaba a mi favor, ahí estaban otra vez la hija de Minho y su niñera. Ella al verme me sonrió de oreja a oreja y corrió para acercarse a mi, mientras la otra iba detrás suyo.

—¡Has venido a correr otra vez! — exclamó con emoción.

—Hola, Hye — le saludé devolviéndole la sonrisa— Que casualidad encontrare de nuevo.

—Hye, deja al chico tranquilo— le pidió la niñera, mientras le tomaba de la mano para llevársela, pero se lo impedí.

— No me está molestando— aseguré— De hecho, me alegra verla.

No tenía nada en contra de la niña, pero si era mi llave de acceso para acercarme más a Minho, definitivamente intentaría tenerla. Todos sabemos que cada persona tiene un punto débil y él suyo, era esa pequeña pelinegra traviesa y con sonrisa de conejito.

— Mi papi me ha dicho que no tenías donde quedarte y por eso te quedaste con él — habló con inocencia— No te preocupes, no estoy enojada contigo.

—Oh. Gracias, pequeña— acaricié su cabello— Eres muy amable.

— ¿Mi papi es amigo tuyo?

—Si, tú papi y yo somos muy buenos amigos — pude notar que la niñera se me quedó viendo con vergüenza.

—¡Entonces ayúdalo! — cambió su expresión de felicidad por una triste— Él ha estado llorando mucho por las noches y yo no quiero que se siga sintiendo enfermo, ¿puedes cuidarlo?

Fruncí el ceño al escuchar que había estado llorando y no pude evitarme preguntar la razón por la que estuviese haciéndolo, pero decidí no preguntarle nada, no si estaba la chica escuchando.

—Claro que puedo cuidarlo.

—Entonces, ven a casa conmigo, ¿si? — me tomó de la mano— Tienes que estar ahí cuando mi papi llegue de trabajar, vamos.

—Oh, espera — quise zafarme de su agarre, pero no quise lastimarla, así que no lo hice— No puedo ir a tu casa así nada más.

— Pero... — hizo un puchero— Por favor, ven conmigo, chico corredor.

—Hye, él chico no puede venir a casa con nosotras — habló la niñera— Tú papi se enojara si hacemos eso.

—Mi papi es su amigo — contestó con enojo— Tiene que venir a ayudarlo.

—No, pequeña...

—¡Si, Lia! — frunció los labios y puso carita de molesta. Era una niña bastante necia, pero muy tierna y linda, me causaba ternura.

Yo lo pensé por unos segundos, si Minho no me contestaba las llamadas, entonces tenía que recurrir a otra cosa para verlo y Hye me estaba ayudando a eso, no lo pensé más y decidí ir con ella.

—Bien, iré contigo — acepté haciendo que ella comenzará a pegar brinquitos de felicidad — Ayudaré a que tu papá se sienta mucho mejor, lo prometo.

[• • •]

Le aseguré a la pequeña que iría con ella, pero que primero me dejase ir a casa a cambiarme y ella acepto, fui lo más rápido que pude, me metí a la ducha para quitarme el sudor y me cambié a la velocidad de flash, para después salir de nuevo con mi auto y recogerlas en el parque.

—¡Qué bonito auto! — exclamó ella con emoción, la miré por el espejo retrovisor y pude ver que tenía una gran sonrisa, mientras Lia se notaba preocupada, sabía que corría riesgo de que fuese despedida, pero no me importaba ni un poco.

Tiempo después nos encontrábamos en el departamento de Lee, Hye me tomó de la mano y me hizo sentarme en el suelo para jugar con ella, nunca he sido un chico que tuviese paciencia con los niños, pero valía la pena intentar, tenía que ganarme a esa niña sea como sea.

— Me encanta jugar al té, ¿cómo lo supiste? — sonreí exageradamente y ella colocó a sus ositos alrededor.

—Ellos también nos acompañarán— tomó su tetera de juguete para servir "té" imaginario en mi taza.

—Muchas gracias — fingí beber.

—Lia, ven a jugar también— le pidió y la chica se sentó también en el suelo. Se notaba incómoda, no quería que yo estuviese ahí y lo sabía, pero una vez más, me importaba muy poco.

Pasó casi una hora y Minho no llegaba, comenzaba a sentir un poco de sueño, pero no podía negar que estaba feliz, por alguna razón escuchar la risa tan adorable de Hye me hacía sentir bien, no sabía porque, pero de repente comencé a imaginarme a mi siendo padre, aunque sabía que las posibilidades de que eso sucedería eran muy pocas, ya que no me gustaban las mujeres.

— ¡Lo hiciste muy bien! — Hye chocó sus manitas con las mías y me dio un pequeño abrazo.

Justo en ese momento, se oyó la puerta abrirse y enseguida mi corazón comenzó a latir con rapidez, Hye se levantó para ir corriendo hacia su papá y entonces sucedió, su mirada se conectó con la mía al instante en el que entró al departamento.

—¡Papi, tu amigo está aquí!

Se puso buena la cosa😰🥺🥺

novio toxico ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora